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  • Sobre la epidemia de soledad masculina

    Sobre la epidemia de soledad masculina

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    En los últimos meses, ha habido mucha atención mediática y comentarios en torno a lo que se ha definido como una “epidemia de soledad masculina”.

    Ahora bien, si tomamos la definición técnica del término, eso significaría que los hombres se están contagiando entre ellos rápidamente de su soledad. Aunque no creo que esa sea la intención detrás del uso de la palabra, puede que sea técnicamente cierto. Por mucho que a la sociedad le encantaría culpar a las mujeres, la realidad puede ser más fiel al término: que los hombres están socializándose entre ellos —o antisocializándose entre ellos— en su aislamiento.

    En realidad, lo que se denomina (a través de un lente mediático patriarcal) como la epidemia de soledad masculina, es en verdad una epidemia de violencia masculina.

    O tal vez, la soledad generalizada es una consecuencia directa, o la evolución, de un problema social profundamente arraigado: la epidemia de violencia masculina. Esta epidemia de violencia es mucho más letal y contagiosa que su resultado inevitable para los hombres: sentirse solos cuando sus comportamientos violentos los alejaron, en lugar de acercarlos, a la conexión.

    Es cierto que las tasas de suicidio son más altas en hombres que en mujeres. También hay mucha investigación que muestra lo perjudicial que puede ser la soledad para nuestra salud general como seres humanos. Es importante reconocer estos hechos porque el objetivo no es minimizar los riesgos de la soledad ni el bienestar mental y emocional de los hombres.

    El punto es que la situación social de soledad colectiva masculina es en realidad el resultado directo de la violencia colectiva masculina, la cual ha estado presente en la sociedad durante miles de años y es mucho más propensa a propagarse que la soledad. En los últimos años, se ha convertido en una epidemia transmitida por pódcast. Antes de eso, el patógeno se propagaba a través de conversaciones en vestuarios y las típicas excusas de “los chicos son así”.

    ¿Soledad masculina causada por la violencia masculina? No debería ser tan difícil de entender, pero desglosémoslo.

    Para empezar, a un nivel fundamental, tal vez algunos hombres no estarían solos si no hubieran matado a sus parejas o familias. A nivel mundial, alrededor de 50,000 mujeres al año son asesinadas por sus parejas íntimas, exparejas o miembros de la familia. Me pregunto si esos 50,000 hombres se cuentan dentro de la epidemia de soledad masculina.

    Pero más allá de eso, es bastante fácil entender cómo la experiencia colectiva de la soledad masculina es, en realidad, la evolución obvia de la violencia patriarcal.

    La violencia masculina siempre ha sido normalizada en un mundo patriarcal. En sociedades donde los hombres tenían el poder de definir la realidad, la definieron para apoyar y justificar sus propios comportamientos. Así, sus malas conductas podían fácilmente ser etiquetadas como normales… por ellos mismos. Por tanto, la violencia fue normalizada y las mujeres condicionadas a tolerarla, y en un mundo donde las mujeres dependían de su relación con los hombres para sobrevivir literalmente, estaban obligadas a tolerarla. Si tu esposo te golpea, pero no tienes opción legal de divorcio, ni derecho a tener una cuenta bancaria, ni posibilidad de vivir sola o volver con tu familia, ¿qué más puedes hacer que tolerar los golpes?

    Entre las mujeres, también socializadas bajo condiciones patriarcales, hay distintos niveles de misoginia internalizada, diferentes grados en los que hemosnormalizado nuestra propia opresión, romantizando la dominación masculina sobre nosotras, e interiorizado el abuso como amor. No todas las mujeres, claro. Algunas hemos luchado con fuerza para deconstruir lo que significa vivir y amar, e incluso —me atrevo a decir— reír en la cara del patriarcado.

    Durante mucho tiempo, mientras la violencia masculina era normalizada por los hombres en un mundo dominado por ellos, y sus malos comportamientos eran absorbidos por las mujeres, los hombres seguían manteniendo relaciones con mujeres. Incluso si odiaban a sus parejas, por lo general seguían teniendo una esposa a la que volver, e hijos también. Si sus matrimonios carecían de amor y estaban construidos sobre dinámicas de poder desiguales, los hombres aún podían encontrar amor y afecto fuera del matrimonio —generalmente, sin consecuencias. ¿Qué podía hacer una esposa sin cuenta bancaria? (Desde luego, no reaccionar emocionalmente —eso podría llevar a una mujer a ser institucionalizada o lobotomizada en ciertas épocas).

    De hecho, la institución del matrimonio era, en muchas culturas, más una alianza política y social que una unión por amor. El amor quedaba para lo extramarital. Los hombres no estaban solos, porque tenían esposas en casa obligadas por las condiciones sociales a cuidarlos y a criar a su descendencia, y también tenían amantes fuera del hogar.

    Además, se tenían entre ellos para validar la justicia de esas condiciones sociales. Los hombres tenían espacio público. ¿Con quién se encontraban allí? Con otros hombres cuyas esposas miserables también estaban en casa.Tenían amigos. Esposas para los servicios, amantes para el placer, y espacio público para socializar…tal como lo diseñaron.

    Después de siglos de quemas, ahogamientos, lobotomías, feminicidios y generaciones de gaslighting cultural para convencernos de que estamos locas por tener necesidades, histéricas por sentir emociones, no lo suficientemente inteligentes para estudiar, no lo suficientemente fuertes para ciertos trabajos o para subirnos a un tren porque se nos iba a salir el útero o lo que sea, las mujeres luchamos por tener acceso a los espacios y servicios que los hombres nos habían negado: educación, trabajo (un triunfo para el capitalismo), cuentas bancarias, propiedad, cargos políticos, el derecho a no ser violadas por nuestros maridos, entre otros. Es decir, todavía nos violan, pero ahora podemos presentar una denuncia. Probablemente, no pase nada más allá de nuestra propia retraumatización a manos de un policía o juez hombre, pero hay un acuerdo social de que los hombres nodeberíanviolar. Aunque los “machos alfa” de los pódcast traten de convencernos de lo contrario.

    (Si toda esta sumisión y servidumbre viniera naturalmente a las mujeres, probablemente no habría habido tantas cazas de brujas, lobotomías ni olas de feminismo. Si fuera natural para nosotras someternos a los hombres y quedarnos calladas, la cultura de los pódcast alfa ni siquiera existiría. ¿A quién están tratando de convencer de nuestra sumisión?)

    Y entonces llegó cierto grado de liberación económica para las mujeres, y con los anticonceptivos, algo de control sobre nuestros hábitos reproductivos (ambos triunfos del capitalismo, al menos), y de repente —en términos evolutivos…

    Las mujeres ya no dependíamos de nuestra relación con los hombres para sobrevivir en la realidad que ellos crearon.

    Con acceso al espacio público, a la educación, al mercado laboral, a cuentas bancarias propias y la posibilidad de alquilar o tener propiedades, ya no teníamos que tolerar el abuso dentro de nuestras relaciones. Aún ocurre, por supuesto: el condicionamiento social no se deshace tan fácilmente. Pero a medida que las mujeres salimos del aislamiento de nuestras casas, cortamos las cadenas que nos ataban a la estufa, comenzamos a hablar con otras mujeres y nos dimos cuenta de que sí podíamos sobrevivir sin relaciones que nos hacían odiarnos a nosotras mismas,muchas empezamos a diseñar vidas que no giraban en torno a nuestra relación con los hombres.

    Muchas mujeres aún quieren estar con hombres, aún desean parejas, familias, romance y amor, pero sus expectativas y necesidades han subido de nivel. Y, si leemos los comentarios en prácticamente cualquier publicación de redes sociales, parecería que los hombres no.

    La violencia masculina ha alejado a las mujeres de ellos. Esto no es un fracaso de las mujeres. No es que hayamos fallado en someternos o en ser femeninas. No es que estemos “demasiado en nuestra energía masculina” ni ningún otro discurso de gaslighting, ya sea sacado de la píldora roja o de tonterías pseudo espirituales de la nueva era. Cuando luchamos y conseguimos acceso a nuestros propios recursos, comenzamos a evitar la violencia masculina. Y los hombres se enfadaron por eso. Y cuanto más enfadados, más violentos. Y cuanto más violentos, más los evitamos.

    Y ahí entra… la epidemia de soledad masculina.

    Si tratas con violencia a las personas a tu alrededor, no querrán estar contigo. Parece tan básico, y, sin embargo…

    Como con cualquier tema, hay más matices y complejidad de lo que una afirmación general puede abarcar, así que esto no significa quesolola violencia cause la soledad.

    La soledad proviene de la falta de conexión. La violencia crea desconexión.

    No puedo hablar por ellas, pero puedo imaginarlo. Puedo imaginar que las mujeres de generaciones pasadas, aisladas en sus casas, atrapadas en matrimonios abusivos, sin oportunidad económica para salir, en matrimonios sin amor, donde sus maridos podían buscar amor extramatrimonial… puedo imaginar que todas esas mujeres también se sentían solas.

    Ningún medio de comunicación hablaba de esa soledad. Apenas conseguimos que reporten cuando nuestras parejas nos asesinan. (Cabe mencionar que cuandosíhay atención mediática por un feminicidio, siempre se trata de una mujer joven, blanca y convencionalmente atractiva, mientras que mujeres indígenas, negras y latinas son asesinadas y desaparecen a tasas mucho más altas).

    A nivel global, los hombres asesinan a 137 mujeres al día. Pero en realidad, probablemente son más.

    Una de cada tres mujeres ha sido o será abusada o agredida sexualmente por un hombre. Pero en realidad, probablemente son más.

    Y esto ni siquiera es un problema únicamente de género. La violencia masculina no solo va dirigida a mujeres. Cuando los hombres y niños son víctimas de violencia, generalmente también es a manos de otros hombres.

    ¿Cuántas mujeres han sido asesinadas, ahogadas, quemadas en la hoguera, violadas, lobotomizadas? ¿Cuántas han visto su trabajo robado y acreditado a algún hombre?

    ¿Cuántas han vivido vidas enteras sin haber consentido nada de ello?

    ¿Crees que las mujeres no han estado solas? Por supuesto que sí. Pero no nos entrevistaron en elWashington Postni nada por el estilo.

    Nosotras conseguimos gatos. Y brunch. Y terapia. Pilates y pelotones. Clubes de lectura y círculos de luna y Taylor Swift. Nos reunimos con las chicas, los gays y les “theys”. (Porque, resulta que ¡puedes ser amiga de cualquier ser humano que te caiga bien y a quien tú le caigas bien! ¡Es increíble!)

    Y los hombres lo odiaron. Nos dicen que vamos a morir solas con nuestros gatos y luego se quejan de estar solos.

    ¿Quieren que muramos solas? ¿O quieren que estemos con ellos?

    Es un poco confuso, la verdad, chicos.

    Cuando por fin salimos de nuestras casas y entramos a la vida pública, cuando dejamos de creer las narrativas de que otras mujeres eran nuestras mayores enemigas y empezamos a confiar y construir relaciones significativas entre nosotras, comenzamos a crear conexión. Y esa conexión no dependía de tener una pareja masculina. Esto no quiere decir que muchas mujeres no sigan deseando una pareja masculina, o conexión con hombres —pero muchas estamos cansadas de lidiar con el riesgo de violencia que eso conlleva. Y parece que, en lugar de volverse menos violentos, los hombres se están volviendo más solitarios.

    Pero aquí está el detalle: ¡no todos los hombres están solos! Algunos hombres aman a sus esposas. Algunos hacen amigos con otros hombres, ¡e incluso con mujeres! Algunos van a terapia. Algunos están dispuestos a deconstruir el condicionamiento que ha normalizado sus comportamientos violentos.

    Y si no están dispuestos a hacer el trabajo necesario para construir conexión en sus vidas… quizás deberían conseguir un gato.

    La soledad es parte de la condición humana. Momentos fugaces o agudos de soledad son emociones humanas normales.

    Creo que todas las personas podemos relacionarnos con el sentimiento de soledad. Así como estamos hechos para sentir conexión, creo que también estamos hechos para sentir soledad. Como todas las emociones que nos muestran algo, la soledad nos muestra (si lo permitimos) dónde necesitamos construir o crear conexión, o qué conexiones debemos soltar porque no son saludables.

    La soledad crónica, a largo plazo, es perjudicial para la salud. Somos seres sociales y nos necesitamos unos a otros. Sabemos que la soledad conlleva malos resultados de salud y disminución de la longevidad.

    También sabemos que la violencia masculina causa directamente muchas muertes cada año: 50,000 mujeres. Más todos los hombres que son asesinados por otros hombres. Más todas las guerras y genocidios dirigidos por hombres.

    Antes de abordar la soledad, debemos tomarnos en serio la violencia masculina, porque la soledad es producto de la desconexión, y es imposible conectar a través de la violencia.

    Sobre la autora

    Amy es facilitadora de defensa personal, certificado de Nivel 1 por ESD Global en 2018. Vive en Playa Samara donde facilita clases, cursos, y talleres de defensa personal. Amy también es escritora, editora, e instructora de yoga. Le gusta bailar, caminar en la playa con su perrita, reírse con amigas y combatir el patriarcado con sus palabras escritas.

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    Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa

    Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.

  • La violencia es violencia, y punto.

    La violencia es violencia, y punto.

    violencia patriarcal, mujeres fuertes autodefensa

    No nacimos para sufrir.

    El fin de semana del 14 de febrero, fui a ver una obra de teatro con mis amigos; pero para mi sorpresa, la obra me incomodó muchísimo, por su temática. A lo largo de toda la obra, las mujeres les gritaban a sus esposos, los minimizaban o se burlaban de ellos. Y algunas personas del público se reían de eso, lo que me angustiaba aún más.

    Al finalizar el evento, el director de la obra (un amigo mío muy querido) se acercó a mí, me tomó de las manos y con gran cariño y expectativa me preguntó:¿qué te pareció? ¿te gustó?

    Es un tema bien complejo y rudo para mí, el de la violencia,le respondí.

    De niña crecí viendo como mi madre hacía mofa continua de mi padre, lo descalificaba, lo minimizaba y a sus espaldas hablaba mal de él y de los hombres en general. Por otro lado, siempre vi un esposo y padre cariñoso, respetuoso, leal y con un corazón noble; pero que nunca supo defenderse así mismo ni a los demás, un hombre inseguro, sumiso, frágil, temeroso y que siempre hacía lo que mi madre decía y quería.

    En el discurso de mi madre siempre logré percibir su sentimiento de superioridad, grandeza y un “empoderamiento” muy violento. Además, de constantes palabras hirientes, control, frialdad, manipulación y autoritarismo hacia las personas que vivíamos con ella. En el área verbal, emocional y físico era sumamente agresiva, explosiva y violenta. Recuerdo una vez que llegó a casa y me contó que cacheteó a una vecina y no lo contaba con arrepentimiento.

    Toda la vida sentí muchísima impotencia y me dolía de gran manera ver a dos adultos (mis padres) tan frustrados, heridos y con roles tan normalizados.Ni el agresor ni el agredido son libres, ninguna postura es sana ni es natural.No nacimos para venir a esta vida a sufrir ni a llevar una cruz autoimpuesta, tampoco para quejarnos día con día de nuestra realidad, mucho menos aún, para morir como “mártires” (personas que sufren y mueren luego de mucha tortura por permanecer firme en sus creencias y convicciones).

    Hoy cuento esto y alzo la voz porque conozco muchísimos hombres violentados, humillados y con miedo de relacionarse con mujeres.

    La violencia no tiene una única vía, no podemos perder de vista que violencia es violencia y para ninguna dirección debe de ser aceptada ni tolerada.

    Recordemos que nuestra libertad llega donde empieza la libertad de la otra persona.

    Salir de un círculo de violencia es bien complejo, más no imposible. Sé que muchas veces se normaliza la violencia como forma de adaptación o sobrevivencia, otras veces se desea con todas las fuerzas salir de ahí, pero no se cuenta con los recursos necesarios para vivir de manera independiente o no hay seguridad de que alcancen y esto genera un miedo tan paralizante que puede durar años.

    Pero si hoy en día estás viviendo violencia, humillación, tristeza extrema, desesperación, desesperanza o alguna otra quiero decirte que no naciste para sufrir,no mereces permanecer ahí, mereces toda la felicidad, plenitud y alegría de la vida.

    Siempre hay otro opción, aunque nos cueste verla o tomar las fuerzas necesarias para dar ese salto al vacío. ¡Siempre hay otra opción!

    Algunos recursos de apoyo que te puedo recomendar:

    • Libros:Mi niño interiorde Matilde Garvich,Mujer Holísticade María José FlaquéDe regreso al hogarde María José Flaqué yLa maestría del amorde Miguel Ruiz.
    • Podcast:Walter riso,Despertando,psicología al desnudo yLa magia del caos
    • YouTube:La magia del caos,Julio sin filtro,Gaby Vargas,Nilda Chiaraviglio
    • Apoyo psicológico:María por zoom ya que es de España: (34) 6898-3170 oPatricia presencial o virtual: 8815-7907 oÁlvaro presencial: 8349-8466Método Peniel, para sanar heridas de la infancia: (506) 8491-9155

    Libros:

    • Mi niño interiorde Matilde Garvich,
    • Mujer Holísticade María José Flaqué
    • De regreso al hogarde María José Flaqué y
    • La maestría del amorde Miguel Ruiz.

    Mi niño interiorde Matilde Garvich,

    Mujer Holísticade María José Flaqué

    De regreso al hogarde María José Flaqué y

    La maestría del amorde Miguel Ruiz.

    Podcast:

    • Walter riso,
    • Despertando,
    • psicología al desnudo y
    • La magia del caos

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    Despertando,

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    La magia del caos

    YouTube:

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    • Gaby Vargas,
    • Nilda Chiaraviglio

    La magia del caos,

    Julio sin filtro,

    Gaby Vargas,

    Nilda Chiaraviglio

    Apoyo psicológico:

    • María por zoom ya que es de España: (34) 6898-3170 o
    • Patricia presencial o virtual: 8815-7907 o
    • Álvaro presencial: 8349-8466
    • Método Peniel, para sanar heridas de la infancia: (506) 8491-9155

    María por zoom ya que es de España: (34) 6898-3170 o

    Patricia presencial o virtual: 8815-7907 o

    Álvaro presencial: 8349-8466

    Método Peniel, para sanar heridas de la infancia: (506) 8491-9155

    Autora: Anonima

    Fotos: Retiro Free to Be, 2021

    Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa

    Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.

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  • ¿Qué significa “la interseccionalidad”?

    ¿Qué significa “la interseccionalidad”?

    interseccionalidad, mujeres fuertes autodefensa

    Conociendo la comunidad Trans en Costa Rica

    Mi experiencia al integrarme con la comunidad trans en Costa Rica fue un verdadero abrir de ojos. Durante un tiempo, tuve la oportunidad de ser parte de un espacio donde las mujeres trans compartieron sus historias, luchas y vivencias. Fue un proceso que me tocó el alma, al escuchar relatos cargados de lucha y dolor, pero también de resistencia y hermandad.

    Me dolió profundamente ver cómo, simplemente por existir y no encajar con el modelo hegemónico de lo “normal”, ellas enfrentan un nivel de estigmatización y odio desmedido.

    La comunidad trans en Costa Rica enfrenta una red compleja de desafíos que se entrelazan: identidad de género, edad, migración y trabajo sexual, por mencionar algunos. Cada uno de estos factores no actúa de forma aislada, sino que amplifica los obstáculos que ellas encuentran en su camino hacia una vida digna. En este contexto, organizaciones como Transvida emergen entre todo lo negativo, brindando apoyo y creando espacios seguros que son tan urgentemente necesarios.

    Comunidad: Un sistema de lazos sociales que empoderan y generan poder colectivo.

    Según Moritsugu et al. (2019), la comunidad no es solo un lugar físico o un grupo de personas, sino

    Y esa fue la esencia que pude sentir al conocer a estas mujeres: una comunidad que, a pesar de la exclusión sistemática, encuentra maneras desobrevivir, resistir y apoyarse mutuamente.

    Durante mi tiempo allí, me conmovió especialmente la realidad de las mujeres trans adultas mayores. Ellas no sólo enfrentan discriminación por su identidad de género, sino también por su edad, lo que limita aún más su acceso a servicios de salud y oportunidades laborales. Algunas de ellas, que ya han vivido una vida llena de luchas, encuentran en Transvida no solo un espacio para hablar y ser escuchadas, sino un lugar donde pueden sentirse valoradas y comprendidas.

    Otro grupo que me dejó una profunda impresión fueron lasmujeres trans migrantes; quienes enfrentan los desafíos de ser trans en un país nuevo, sumado a los retos propios de la migración. La doble carga de ser discriminadas tanto por su identidad de género como por su condición de migrantes las coloca en una situación de vulnerabilidad extrema. Escuchar sus historias me creó una mezcla de emociones, inspirada por su empoderamiento y a su vez, derrotada por su constante sufrimiento.

    La realidad del trabajo sexual entre las mujeres trans es un tema recurrente y clave. Para muchas, es de las únicas formas de sobrevivir ante la falta de opciones laborales debido a la transfobia y el estigma social. No es una elección, sino una necesidad forzada por un sistema que no les da otras oportunidades. Y aunque algunas eligen esta ruta de manera consciente, la mayoría enfrenta condiciones donde sus derechos son ignorados, violentados y sus vidas, desvalorizadas.

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    En este tiempo, aprendí que la interseccionalidad no es solo un concepto académico, sino una herramienta vital para comprender y responder a las necesidades reales y urgentes de estas mujeres.

    Me di cuenta a través de un enfoque integrador, quesolo al reconocer las múltiples capas de identidad y experiencia podemos realmente empoderarnos. Los grupos de encuentro, que tuvieron que ser suspendidos durante la pandemia, me mostraron lo crucial que es para ellas tener un espacio para ser ellas mismas sin miedo.

    Poder ser testigo de este trabajo me enseñó queel verdadero empoderamiento viene de visibilizar y validar todas las facetas de la identidad humana.

    No se trata solo de brindar apoyo emocional; es también de crear estructuras sociales que abracen la diversidad y promuevan una sociedad más inclusiva y equitativa para todas.

    En última instancia, la lucha por el bienestar de la comunidad trans en Costa Rica no es solo una cuestión de derechos humanos, sino de humanidad en sí misma.

    El cambio no comienza solo con leyes y políticas, sino con la capacidad de escuchar, de empatizar y de actuar con amor y justicia.

    Sobre la autora

    Sara Alvarez Keller, estudiante de psicología interesada en temas sociales quien está redescubriendo sus pasiones, mientras encuentra equilibrio entre el trabajo y la universidad. Amante de los libros, el café, viajar y los atardeceres.

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    Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa

    Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.

  • Mentiras que nos cuentan a las mujeres

    Mentiras que nos cuentan a las mujeres

    mujeres fuertes autodefensa

    ¿Por qué creemos que la competencia femenina es normal, inevitable, y natural?

    “Nunca he tenido muchas amigas mujeres.”

    “Es la primera vez en mi vida que he estado en un espacio de solo mujeres—¡y que me he sentido bien!”

    “Nunca me he llevado tan bien con chicas… Siempre me he llevado mejor con los maes… (hombres)”

    Los anteriores son comentarios y sentimientos que escuchamos constantemente en los retiros de empoderamiento y las capacitaciones de instructoras de autodefensa de Mujeres Fuertes. Espacios que, con mucha intención, designamos para solamente mujeres y personas no-binarias.

    Al inicio, me sorprendieron estos comentarios. Como niña, yo tuve el privilegio (poco común, ¡ya me doy cuenta!) de tener muchas amistades y conexiones positivas con otras chicas. A pesar de alimentarme de la cultura popular en los años 90 y los 2000s—telenovelas, música y libros que elevaron la competencia femenina, y pocas veces la colaboración—pude construir vínculos de apoyo, respeto, cariño, y empoderamiento mutuo.

    No aprecié mi suerte suficientemente hasta iniciar los retiros de Mujeres Fuertes en el 2018.

    mujeres fuertes autodefensa

    Como movimiento y plataforma de entrenamiento de autodefensa y empoderamiento, nos dedicamos a deconstruir varios mitos sociales y falsas narrativas a través de nuestras actividades. Dicho esto, me parece apropiado que agreguemos esto a la lista:

    Mentiras que nos cuentan a las mujeres

    • Que la competencia es un estado natural entre las mujeres.Más bien rescatamos nuestro verdadero patrimonio—como mujeres, como seres humanos—del círculo. Reconocemos que la autodefensa es colectiva, y que juntas nos levantamos, nos sanamos, y nos hacemos más fuertes.
    • Que ser femenina significa ser complaciente o pasiva.Alcontrario, celebramos la capacidad natural de las mujeres (y de todos los seres) para defenderse, abrazamos la agresividad (sana), y reconocemos los límites y la asertividad como cualidades humanas, no de género.
    • Que “chismear” es algo trivial.Preferimos replantear los “chismes” en el contexto del quinto principio de la autodefensa holística: Decir / Contar. Una herramienta que siempre hemos utilizado para cuidarnos entre hermanas, avisando sobre personas violentas y espacios no-seguros.
    • Que los “expertos” son por defecto hombres, y que el conocimiento sobre la autodefensa está por extensión codificado como masculino.Nos enfocamos en capacitar como instructoras a personas que comparten experiencias de vida con sus participantes.
    • Que el feminismo—y el empoderamiento—es algo distinto de los derechos LGBTQ, la justicia social y climática, el antirracismo, y muchos otros.Estamos profundamente interconectados—como personas, comunidades, y movimientos. No podemos cumplir nuestra misión e ignorar otras injusticias. La prevención de violencia es parte de un cambio social más amplio… y también el resultado de el.

    Que la competencia es un estado natural entre las mujeres.

    Más bien rescatamos nuestro verdadero patrimonio—como mujeres, como seres humanos—del círculo. Reconocemos que la autodefensa es colectiva, y que juntas nos levantamos, nos sanamos, y nos hacemos más fuertes.

    Que ser femenina significa ser complaciente o pasiva.

    Al contrario, celebramos la capacidad natural de las mujeres (y de todos los seres) para defenderse, abrazamos la agresividad (sana), y reconocemos los límites y la asertividad como cualidades humanas, no de género.

    Que “chismear” es algo trivial.

    Preferimos replantear los “chismes” en el contexto del quinto principio de la autodefensa holística: Decir / Contar. Una herramienta que siempre hemos utilizado para cuidarnos entre hermanas, avisando sobre personas violentas y espacios no-seguros.

    Que los “expertos” son por defecto hombres, y que el conocimiento sobre la autodefensa está por extensión codificado como masculino.

    Nos enfocamos en capacitar como instructoras a personas que comparten experiencias de vida con sus participantes.

    Que el feminismo—y el empoderamiento—es algo distinto de los derechos LGBTQ, la justicia social y climática, el antirracismo, y muchos otros.

    Estamos profundamente interconectados—como personas, comunidades, y movimientos. No podemos cumplir nuestra misión e ignorar otras injusticias. La prevención de violencia es parte de un cambio social más amplio… y también el resultado de el.

    ¡Esperamos verlas en nuestra próxima capacitación de instructoras—esta vez en Guatemala!

    Información y aplicaciones acá: https://forms.gle/rjjPhM97utQDfSPY8

    Sobre la autora

    Toby Israeles la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Autodefensa. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global, Formadora de Instructoras, Credencial ESDP con la Association of ESD Professionals) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.

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    Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa

    Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.

  • La sororidad nos abre el camino a nuestra seguridad

    La sororidad nos abre el camino a nuestra seguridad

    Advertencia: se discuten temas de violencia sexual.

    mujeres fuertes autodefensa, sororidad, justicia, seguridad personal

    Aprendizaje Bonobo sobre la sororidad y la autodefensa colectiva

    Este mes, por fin sentenciaron al violador Andres Picado, a 24 años de cárcel. Fue acusado por violar entre el 2019 y 2022 a 5 mujeres extranjeras y 2 niñas, una con 13 años de edad y otra con 14, en Santa Teresa.

    Es un gran logro para las mujeres de la zona de Cóbano y Santa Teresa, específicamente, para quienes han estado buscando justicia por más de 2 años. También para las mujeres en todo el país, que han estado llamando la atención a los casos, se han organizado manifestaciones, marchas, publicaciones y más, para apoyar el proceso. Han estado trabajando por años con la esperanza de crear un pueblo más seguro para otras mujeres.

    ¿Será un ejemplo para otros agresores en la región? Esperamos que sí.

    Mientras, siento el agradecimiento colectivo, producto de la realización de justicia  que está pasando  y que se expresa en las redes. Éste agradecimiento no me llega sin el acompañamiento de otras emociones también: frustración, cansancio y una que está siempre presente, ira.

    Al leer las publicaciones de las colectivas de mujeres, pienso en tanto esfuerzo que hicieron y la energía que gastaron muchas mujeres, todo porun solo violador.

    ¿Cuántas mujeres tenían que alzar sus voces? ¿Cuántas mujeres tenían que defenderse, defender a las otras?

    Aunque en este caso por fin hemos visto alguna forma de justicia, en general el sistema no nos protege. El sistema judicial y toda la estructura legislativa fueron creados por hombres y funciona para ellos. No funciona para las mujeres ni para las otras personas marginalizadas.

    Imagínese, si requiere tanto esfuerzo de tantas personas para traer justicia contra las acciones de un solo violador, ¿cuánto esfuerzo se requiere para enfrentar la violencia patriarcal en general?

    ¿Cuántas voces tienen que gritar: “es un violador” para que nos crean?

    ¿Cuántas niñas tienen que ser violadas para que las autoridades hagan algo?

    ¿Cuántos casos similares tenemos que ver y vivir antes de que haya un cambio grande en la cultura patriarcal, la cultura que permite que los hombres sigan intentando mantener el poder sobre las mujeres?

    Me gustaría creer que éste caso será un catalizador para un cambio judicial.

    Me sigue frustrando pensar en toda la energía invertida en ésto, energía que se podía haber invertido en otros proyectos, en sueños, en vivir sus vidas. Pero por otro lado también me recuerda la fuerza y ternura que existe cuando las mujeres nos juntamos.

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    Aprendiendo de los Bonobos sobre la sororidad

    Me recuerda del Bonobo Sisterhood, un libro escrito por Diane Rosenfeld sobre la sororidad de los bonobos. Básicamente, el concepto es así: los bonobos son los primates más cercanos genéticamente a los humanos. Compartimos 97% de nuestro ADN con ellos. En la estructura social de los bonobos, no existe la violencia machista y en los casos raros en los que un macho demuestra una tendencia de violencia hacia una hembra, las demás llegan para castigarlo y expulsarlo de la tribu. Se protegen entre ellas aún si no son familiares o conocidas, y así, la violencia machista nunca tiene la oportunidad de persistir. 

    El patriarcado siempre ha mantenido su poder al convencernos y obligarnos a aislarnos en casa, con una cadena a la cocina, breteando sin parar para cuidar la familia, ahogándose en el trabajo doméstico, lejos de otras mujeres. Sin contacto con las compañeras, que son las que pueden compartir, confirmar y validar nuestras experiencias.

    Sin embargo, el mundo ha cambiado y ahora no estamos aisladas. Cada vez más conversamos de nuestras experiencias vividas, y nos vamos dando cuenta de que realmente ¡No estamos solas!, muchas veces hasta compartimos vivencias y así los abusos no son nuestros para cargar solitas sino juntas.

    En nuestro trabajo con Mujeres Fuertes, de enseñar y compartir la metodología de Autodefensa Holística, siempre hablamos de los cinco principios de defensa, uno de ellos que es “decir” o “contar.” ¿Y cómo es “decir” una forma de defensa si pasa después de un acto violento? Hablar de lo que nos pasa es una forma de sanación, nos da conexión y contención, nos acompañamos, fortalecemos la sororidad, y poder escuchar un “yo también” nos alivia. Es una gran parte de comenzar a generar un cambio cultural.

    El poder del colectivo

    Hace unos meses, conocí a una chica que llevaba poco tiempo viviendo en nuestro pueblo. Me pareció que estaba un poco triste y me contó que aún no tenía muchas amigas y su novio le había dicho que solo necesitaba a él, que no necesitaba amigas, que todas las mujeres en nuestro pueblo estaban locas.

    “Wow, que bandera roja,” le dije.

    Le dije que no solo no estamos locas, sino también estamos bien conectadas. Le conté cómo en nuestra comunidad hay mucho acuerpamiento, que las mujeres en mis círculos le cuidarían su espalda, que lucharían por ella y cualquier otra mujer, aún sin conocerla.

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    Es verdad, aquí y en muchos pueblos, las mujeres nos defendemos, nos apoyamos, nos protegemos entre nosotras, aún con mujeres que no hemos conocido. Hay colectivas oficiales y redes no oficiales de mujeres luchando por nuestra seguridad. Cuando una es violada, todas nos vemos afectadas, a todas nos duele.

    Sin saber de ellas, nos estamos organizando como las hembras de los bonobos.

    Y como ellas, para sentirnos más seguras, nos protegemos entre todas. Seguimos su ejemplo para empezar a crear una sociedad libre de violencia patriarcal.

    Que se haga justicia no debería requerir de tanto esfuerzo y energía gastada, sigamos construyendo hacia un mundo donde no tenemos que buscar justicia porque arrancamos las tendencias violentas desde la raíz. Un mundo donde expulsamos los agresores de nuestras tribus, donde nos protegemos entre todes, conscientes de lo que nos une, y donde dejamos de validar lo que nos separa.

    Sobre la autora

    Amy es facilitadora de defensa personal, certificado de Nivel 1 por ESD Global en 2018. Vive en Playa Samara donde facilita clases, cursos, y talleres de defensa personal. Amy también es escritora, editora, e instructora de yoga. Le gusta bailar, caminar en la playa con su perrita, reírse con amigas y combatir el patriarcado con sus palabras escritas.

    Amy is a Level 1 self-defense facilitator certified by ESD Global in 2018. She lives in Samara, costa Rica, where she facilitates self-defense classes, courses and workshops. Amy is also a writer, editor, and yoga instructor. She likes to dance, walk on the beach with her dog, laugh with friends, and fight the patriarchy with her written words.

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    Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa

    Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.

  • No deberías seguir todos los consejos para mantenerte segurx

    No deberías seguir todos los consejos para mantenerte segurx

    consejos de autodefensa

    Aunque bien intencionados, no todos los consejos funcionan, y a veces pueden causar más daño.

    Autora: Meg Stone, Directora de IMPACT Boston

    ¿Alguna vez alguien te ha aconsejado, “no camines como una víctima”?

    Cuando comencé a enseñar autodefensa hace más de 20 años, me hablaron de un estudio que supuestamente explicaba cómo lxs atacantes eligen a sus víctimas. Hombres en prisión por delitos violentos fueron expuestos a vídeos de personas caminando por una calle concurrida de la ciudad de Nueva York. Posteriormente se les preguntó a quién atacarían, y todos eligieron a las mismas personas.

    La persona que me habló de este estudio tenía mucha más experiencia docente que yo, pero no me dio suficiente información para tomar una buena decisión sobre cuán significativa era la investigación. Información como cuántas personas fueron estudiadas, si la investigación estaba desactualizada o cómo se definió el vago concepto de “víctima probable”.

    Gran parte de lo que sabemos sobre la violencia y la seguridad es complicado y matizado, pero muchos consejos de seguridad no lo son.

    Muchos de nuestros estudiantes han recibido consejos que son simplistas hasta el punto de no ser útiles: no salgas solx por la noche, no leas un mapa en la calle, no aparques junto a una furgoneta. Algunas de estas estrategias tienen sentido en circunstancias específicas, pero como reglas generales,es más probable que aviven el miedo, el racismo y el estigma que ayudarnos a discernir si estamos en riesgo.Además, la mayoría de nuestros estudiantes forman parte de comunidades en las que es mucho más probable que alguien que conocen les haga daño, por lo que los consejos de seguridad que sólo son relevantes para extraños pueden resultar inútiles. O peor aún, puede desviar su atención de situaciones que son realmente inseguras.

    Hace unas semanas, finalmente encontré este estudio, que ha inspirado décadas de declaraciones demasiado simplificadas sobre por qué no deberíamos “caminar como víctimas,” incluidas algunas publicaciones de blogs relativamente recientes. Se llama “Atraer agresiones: señales no verbales de las víctimas”. Fue realizado por la profesora de comunicaciones Betty Grayson y el psicólogo Morris I. Stein y se publicó en 1981, por lo que tiene más de 40 años.

    En la primera parte del estudio, Grayson y Stein pidieron a 12 hombres que estaban en prisión por agresiones contra extraños que vieran videos de personas caminando en una zona de la ciudad de Nueva York que se consideraba de alta criminalidad. Estos 12 hombres vieron los videos y calificaron a las personas según lo fácil que sería agredirlas. Luego, los investigadores convirtieron las opiniones de los hombres sobre estos peatones en una escala de 10 puntos. Luego pidieron a otros 53 hombres encarcelados que calificaran a los caminantes según esa escala. Vale la pena señalar que el 87% de los hombres en el estudio eran negros en un momento en que, según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, sólo el 41% de la población carcelaria de Estados Unidos era negra.

    Este segundo grupo de 53 hombres encarcelados utilizó la escala de 10 puntos para calificar a los peatones en términos de cuán fácil o difícil sería atacarlos. Luego, los videos se dividieron en dos grupos: los que obtuvieron la calificación más alta de más de la mitad de los participantes se colocaron en un grupo (“víctimas”) y los que obtuvieron calificaciones más bajas se colocaron en el otro (“no víctimas”). A partir de ahí, Grayson y Stein contrataron a algunas personas expertas en analizar los movimientos corporales para identificar diferencias en los estilos de caminar de las “víctimas” y los “no víctimas”. Basándose en el análisis del movimiento, Grayson y Stein hicieron observaciones sobre los tipos de caminatas que hacían que las personas parecieran más vulnerables.

    Vale la pena señalar que el grupo de 53 hombres encarcelados no fue uniforme en la forma en que calificaron a los peatones grabados en video. El rango de acuerdo fue de 27 (aproximadamente la mitad) a 36 de 53. En segundo lugar, la característica común entre las personas que obtuvieron la calificación más alta en la escala de “víctima probable” fue que eran mujeres mayores. En el grupo de “víctimas” se incluyó el doble de mujeres mayores que de cualquier otra edad o incluso de otro género. Luego, una vez asignados los grupos, los hombres mayores obtuvieron la puntuación más alta en la escala de víctima fácil. La realidad de que las posibilidades de que las personas sufran violencia tienen más que ver con sus características demográficas que con cualquier otra cosa no es nueva. Pero es revelador que este fuera el resultado de un estudio que buscaba demostrar que el comportamiento individual de las personas atrae la delincuencia.

    Los expertos en mecánica corporal identificaron 21 categorías de movimiento, pero sólo 5 tenían diferencias estadísticamente significativas entre las personas previamente clasificadas como víctimas y no víctimas. E incluso cuando las pruebas estadísticas encontraron diferencias significativas, los movimientos de los peatones en los dos grupos no fueron uniformes. Un ejemplo es la longitud de la zancada de las personas. Todos los clasificados como “no víctimas” tenían un paso medio, lo que significa que los pasos que daban no eran ni demasiado pequeños ni demasiado grandes para su altura. Pero la mitad del grupo clasificado como “víctimas” también tuvo avances medianos. “Entre las 14 víctimas”, escribieron Grayson y Stein, “8 tenían zancadas medianas y 6 tenían zancadas largas. Entre los no víctimas, 15 tenían zancadas medias y uno tenía una zancada combinada que no era clasificable”.

    Otras diferencias en el movimiento incluyeron cómo las personas cambiaban su peso, si balanceaban los brazos al caminar y si balanceaban o levantaban los pies. Si bien las pruebas estadísticas mostraron diferencias en todas estas áreas, aproximadamente la mitad de las personas clasificadas como “víctimas” se movieron de la misma manera que las personas clasificadas como “no víctimas”.

    ¿Qué quiero sacar de este estudio? En primer lugar, no hay nada malo en caminar con un propósito o moverse por el mundo de una manera que proyecte confianza. Moverse de una manera que nos haga sentir tranquilos, enraizados, y poderosos puede ser beneficioso. Hay áreas de educación del movimiento y terapia de danza que estudian la forma en que las personas se mueven de manera significativa y muchas personas han descubierto que diferentes tipos de entrenamiento del movimiento les ayudan a recuperarse del trauma.

    Pero dejarse llevar por la longitud de nuestra zancada o por cómo balanceamos los brazos puede generar un estrés innecesario. O peor aún, puede llevar a culpar a la víctima.

    Nadie merece ser agredido por muy largas o cortas que sean sus zancadas o cómo mueven los brazos. Poner demasiado énfasis en este tipo de detalles puede desviarnos de nuestro trabajo real: analizar las condiciones que hacen posible la violencia y el abuso y cambiar esas condiciones, tanto en el momento como en el largo plazo.

    El primer día de algunas de nuestras clases para adolescentes, les pedimos a los estudiantes que nos cuenten los mensajes de seguridad que han escuchado y si esos mensajes los hacen sentir más o menos poderosos. Con demasiada frecuencia nos hablan de mensajes que les hacen sentir más temerosos y que les dirigen a hacer sus vidas más pequeñas. El último día, preguntamos a los estudiantes qué mensajes de seguridad les darían a los demás.

    Si hemos hecho nuestro trabajo, la lista que los estudiantes hagan el último día será un marcado contraste con la del primero:se trata de vivir vidas más grandes y audaces, hablar y tomar decisiones que funcionen para ellos.

    Publicado originalmente en el blog de IMPACT Boston el 30 de abril de 2024.

  • 8M No Basta

    8M No Basta

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    Autora: Amy Schmidt

    ¿Por qué están marchando las mujeres?

    ¿Por qué están gritando éstas locas?

    ¿Por qué se ponen tan histéricas éstas hembras?

    ¿Por qué tanta bulla el día de 8 de marzo?

    El Día Internacional de la Mujer nació de una lucha laboral y una colaboración trans-continental de las mujeres. Hay muchas que felicitan a las mujeres en el día del 8 de marzo… y hay muchas otras que dicen que no debemos felicitar porque es un día para luchar.

    En mi humilde opinión, el día puede incluir ambas: la celebración y la lucha.Siento que no debemos solo felicitar sino también reconocer el origen de la lucha por los derechos de las mujeres la cual continúa hoy día.

    El Día Internacional de la Mujer que ya se conmemora en muchos países del mundo no surgió de un solo evento sino de varios. Había huelgas, demostraciones y manifestaciones por los derechos laborales y también reuniones internacionales de mujeres socialistas.

    La lucha siempre ha sido no solo pro-mujer sino también anti-guerra, anti-capitalismo y anti-estado patriarcal.

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    Pero ¿por qué persiste esta lucha?

    Si ya han ganado el voto y ya tienen acceso a la educación. Si ya pueden trabajar fuera de la casa y ya tienen sus cuentas bancarias, anticonceptivos y el poder de tener propiedad.

    ¿Qué más quieren éstas locas?

    Queremos ser libres y en este mundo patriarcal, no nos sentimos libres. Por esto marchamos.

    No somos libres porque nos acosan, nos violentan, nos violan y nos matan, y cuando levantamos nuestras voces para decir “no más,” nos llama histéricas, nos llaman intensas y tóxicas y locas.

    La lucha persiste porque el sistema patriarcal persiste y bajo este sistema, no solo existe desigualdad, existe demasiado violencia contra las mujeres.

    Cuando insistimos que queremos ser libres, nos dicen, “pero ya son libres,” pero la realidad es que cuando no podemos salir de nuestras casas sin exponernos al acoso, asalto o abuso, no somos libres.

    No seremos libres hasta que no haya ninguna mujer asesinada por su pareja, ex-pareja o familiar.

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    Por esto marchamos.

    No somos libres cuando las mujeres que matan a sus parejas están sentenciadas a muchos años más en la cárcel que los hombres que asesinan a sus parejas, aún que la mayoría de los casos de mujeres son casos de autodefensa y 90% de las mujeres encarceladas por homicidio fueron violentadas y abusadas por los mismos hombres que mataron.

    No somos libres cuando hay mujeres que están encarceladas por sufrir pérdidas de sus embarazos, sentenciadas por más años que los hombres que han cometido femicidios.

    No somos libres cuando no podemos contar nuestras historias sin ser juzgadas, criticadas, culpadas o acusadas por ser mentirosas.

    Seremos libres cuando podamos dejar de insistir: NO a la violencia, NO al acoso y NO al femicidio. Seremos libres cuando estemos seguras en las calles y nuestras casas.

    Seremos libres cuando no haya riesgo de ser asesinada sólo por haber nacido en un cuerpo femenino, los mismos cuerpos que dan a luz a todos los seres humanos.

    Por miles de años, hemos quedado calladas, aisladas en jaulas de abuso y oprimidas por un sistema violento. Ahora estamos en medio de un gran cambio cultural donde las mujeres en todas partes del mundo están formando redes de apoyo entre nosotras y conectando a través de nuestras historias compartidas. Nos hemos dado cuenta que aunque levantar la voz nos pone en más riesgo, ya no tenemos que quedarnos calladas.

    Tenemos los derechos que ya tenemos precisamente porque las mujeres de las generaciones pasadas tomaron las calles, levantaron sus voces y pidieron por los derechos que quisieron.

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    La lucha continúa.

    La lucha es interseccional e inclusiva y promueve visibilidad para todas las mujeres, incluso mujeres trans, porque ellas son nuestras hermanas también, y también personas no binarias.

    La lucha sigue siendo anti-guerra, anti-colonialismo, anti-estado opresor y anti-terrorismo neo-liberal.

    La lucha es pro-planeta porque si no luchamos por nuestra madre tierra también, ¿donde vamos a vivir? ¿Dónde van a vivir las generaciones del futuro?

    Todxs merecemos los mismos derechos, acceso, representación y visibilidad.

    Todxs merecemos vivir libres de la violencia aun en nuestras casas, las calles, nuestros trabajos y en los espacios públicos.

    Todxs merecemos ser y sentirnos valoradas.

    Sobre la autora

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    Amy es facilitadora de defensa personal, certificado de Nivel 1 por ESD Global en 2018. Vive en Playa Samara donde facilita clases, cursos, y talleres de defensa personal. Amy también es escritora, editora, e instructora de yoga. Le gusta bailar, caminar en la playa con su perrita, reírse con amigas y combatir el patriarcado con sus palabras escritas.

    Amy is a Level 1 self-defense facilitator certified by ESD Global in 2018. She lives in Samara, costa Rica, where she facilitates self-defense classes, courses and workshops. Amy is also a writer, editor, and yoga instructor. She likes to dance, walk on the beach with her dog, laugh with friends, and fight the patriarchy with her written words.

    Fotos usadas con permiso de Samara Empoderada.

  • Es Nuestro Derecho Sentirnos Valoradas

    Es Nuestro Derecho Sentirnos Valoradas

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    *English below!*

    Autora: Amy Schmidt

    Hace unos años, enseñé un taller de empoderamiento a través de la defensa personal, o ESD, para un grupo de niñas y adolescentes en Costa Rica. Había 10 niñas, entres las edades de 5 a 13 y con personalidades desde la más tímida a la más precoz. Hicimos un retiro de siete días con participantes de los Estados Unidos y nuestra actividad para el sexto día fue crear conexiones y enseñar las técnicas a unas niñas de la comunidad local.

    El ESD es distinto de otras formas de defensa personal enseñadas a mujeres. Está enfocado en límites personales y en técnicas verbales. Hay conversaciones y conexiones que van mucho más allá que solo entrenar técnicas físicas. Hay espacio para procesar y enfrentar a nuestro pasado mientras practicamos herramientas para hacerlo también con nuestro futuro. Nos apoyamos entre nosotras.

    Cuando llegaron las niñas, todas estábamos muy cansadas –física, sentimental y mentalmente-, pero las niñas nos contagiaron su energía. La hora siguiente estuvo llena de movimiento, juegos, bulla, risas, golpes y patadas. Las chicas hicieron bien las prácticas. No dimos ninguna explicación y no fue necesario. Ellas sabían cuál era el objetivo.

    No siempre tenemos las estadísticas memorizadas, pero aún a una edad temprana, identificamos el peligro. Llevamos este conocimiento innato en nuestras células desde muchas generaciones de violencia patriarcal.

    ¿Sabemos de dónde viene el peligro?, ¿es siempre algo ocultado en una calle oscura?, ¿un atacante desconocido? Claro que no.

    No solo estamos en peligro caminando solas por la noche. Estamos en peligro en nuestros lugares de trabajo, en escuelas, en nuestras casas y en las casas de familiares; con gente que conocemos y en quienes confiamos, con gente a la que amamos.

    He escuchado muchas veces un punto de vista, normalmente de hombres, que el problema es solo la existencia de algunos hombres malos en el mundo. De hecho, solo hay gente mala. A esto me gusta llamarle:“La Teoría de Los Hombres Malos”.Los hombres malos matan, roban, violan y hacen daño. Gente buena es gente buena. La Teoría de los Hombres Malos honra a los hombres buenos, porque obviamente, no todos los hombres son así. Los hombres buenos desean que los malos dejen de abusar de niños y de mujeres y desean que se encierre a los malos en la cárcel y así, vivir en paz.

    Este discurso es frustrante por varias razones. En primer lugar, es demasiado simplificado. Además, permite una carencia de responsabilidad. Los “hombres buenos” no tienen que analizar/criticar sus propios comportamientos, porque son, según ellos, hombres buenos. Mientras los hombres buenos siguen siendo buenos, las mujeres deben mejorar en reconocer a los “hombres malos”. Los buenos pueden reconocer a los malos. ¿Por qué las mujeres no? Tenemos que ver las banderas rojas y evitarlas.

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    La responsabilidad, como siempre, recae en las mujeres. Este tipo de ‘gaslighting’ nos dice que es nuestra culpa no reconocer las banderas rojas.

    El surgimiento de que nosotras debemos mejorar en reconocer las banderas rojas me da rabia. Nodebe sernuestra responsabilidad. No debemos pasar toda la vida vigilando las banderas rojas y evitando a los hombres que las muestran. No debemos pasar nuestras vidas cruzando las calles para sentirnos seguras. Hay demasiadas banderas rojas. Hay demasiadas calles que cruzar. ¿Cuántos pasos extras tenemos que tomar en esta vida? ¡Qué cansado!

    Al mismo tiempo me doy cuenta de que es un poco del currículum de ESD. Conversamos mucho sobre las banderas rojas. Practicamos escuchando a nuestra intuición. Hablamos de las herramientas para saber cómo huir, correr, o movernos cuando sea posible y luchar cuando sea necesario. ¿Es nuestra responsabilidad prevenir los asaltos, las violaciones y el femicidio? No debería.

    En el otro lado de La Teoria de los Hombres Malos, hay una crítica feminista muy compleja de este estilo de autodefensa que dice exactamente esto:«No debe ser nuestra responsabilidad prevenir violencia contra nosotras mismas». Yo estoy totalmente de acuerdo, en la teoría. ¿Y en la práctica? Yo quiero tener las herramientas para protegerme si algún día es necesario.

    En el empoderamiento a través de la defensa personal, nunca decimos que es nuestra responsabilidad prevenir cualquier asalto o violación ni tampoco decimos que si no tuvimos la capacidad de pelear o defendernos, fue por nuestra culpa. Enseñamos y practicamos herramientas, y estas, ya las tenemos dentro de nosotras. Ya tenemos voces fuertes y cuerpos poderosos. Podemos aprender cómo establecer límites verbales y utilizar nuestro lenguaje corporal e intuición. Aprendemos las herramientas para protegernos en el futuro, no para juzgarnos por nuestros pasados. Las herramientas no son lo que deberíamos hacer, sino lo que podemos hacer.

    No debería ser nuestra responsabilidad prevenir el asalto. No debería ser nuestra responsabilidad no ser violadas. Debe ser nuestro derecho.

    Volviendo a “La Teoría de los Hombres Malos” en el mundo, 1 de cada 3 mujeres es víctima de asalto sexual a lo largo de su vida. Esta es una estadística bastante conocida. Sabemos las estadísticas que hablan de mujeres. Pero, ¿sabemos cuántos “hombres malos” existen en el mundo?, ¿por qué no tenemos las estadísticas del otro lado?

    Decidí comenzar a contar. Busque información de Costa Rica porque aquí vivo, no porque sienta que es más peligroso o porque haya más “hombres malos” acá que en otros países.

    • En Costa Rica, (en 2020) había 50 mujeres asesinadas, por lo tanto, 50 hombres malos.
    • Cada año, un promedio de 400 mujeres huye de sus hogares hacia refugios de emergencia porque están en riesgo de muerte. 400 mujeres que hubieran sido asesinadas pero pudieron escapar. Otros 400 hombres malos.
    • Cada año, hay aproximadamente 7792 crimenes de abuso o asalto sexual contra mujeres y niñas y 2638 denuncias de acoso sexual en público. Estos son los casosreportados. ¿Cuántos más hay sin reportar?
    • La policía Costarricense recibe más o menos 150 más llamadas por violencia doméstica durante partidos de fútbol, así que 150 hombres no-tan-malos; o al menos no todo el tiempo malos, se convierten en “hombres malos” durante los partidos. ¿Cuántas llamadas no se hicieron?
    • Las organizaciones que responden a casos de violencia contra mujeres en Costa Rica tienen un promedio de 8710 consultas anuales.
    • Hay 45 855 pedidos de medidas de restricciones para proteger mujeres.
    • Hay más de 20 000 llamadas al 911 de violencia doméstica. Son 55 diarios. Y solo 5% se da seguimiento.
    • Había 905 casos de violación, ya sea reportados, documentados o declarados culpables. ¿Cuántas violaciones más habían sido reportadas sin ser creídas?,¿o reportadas y las víctimas fueron acusadas de mentir, o peor todavía, ellas declaradas culpables?, ¿cuántas mujeres o niñas violadasnunca contaron ni una sola palabra a otra persona?

    En Costa Rica, (en 2020) había 50 mujeres asesinadas, por lo tanto, 50 hombres malos.

    Cada año, un promedio de 400 mujeres huye de sus hogares hacia refugios de emergencia porque están en riesgo de muerte. 400 mujeres que hubieran sido asesinadas pero pudieron escapar. Otros 400 hombres malos.

    Cada año, hay aproximadamente 7792 crimenes de abuso o asalto sexual contra mujeres y niñas y 2638 denuncias de acoso sexual en público. Estos son los casosreportados. ¿Cuántos más hay sin reportar?

    La policía Costarricense recibe más o menos 150 más llamadas por violencia doméstica durante partidos de fútbol, así que 150 hombres no-tan-malos; o al menos no todo el tiempo malos, se convierten en “hombres malos” durante los partidos. ¿Cuántas llamadas no se hicieron?

    Las organizaciones que responden a casos de violencia contra mujeres en Costa Rica tienen un promedio de 8710 consultas anuales.

    Hay 45 855 pedidos de medidas de restricciones para proteger mujeres.

    Hay más de 20 000 llamadas al 911 de violencia doméstica. Son 55 diarios. Y solo 5% se da seguimiento.

    Había 905 casos de violación, ya sea reportados, documentados o declarados culpables. ¿Cuántas violaciones más habían sido reportadas sin ser creídas?,¿o reportadas y las víctimas fueron acusadas de mentir, o peor todavía, ellas declaradas culpables?, ¿cuántas mujeres o niñas violadasnunca contaron ni una sola palabra a otra persona?

    Quizás los números de casos y llamadas coinciden en estadísticas diferentes, y obviamente no toda la violencia se mueve en una sola dirección: de hombres a mujeres. Sin embargo, las estadísticas demuestran algo muy claro: hayun montónde banderas rojas que evitar.

    ¿Y qué pasa cuando vemos los peligros, los riesgos, cuando evitamos las banderas rojas, cuando hacemos denuncias y nos ponemos en medio del proceso del sistema judicial? ¿Qué pasa? Pues, una investigación en El Salvador descubrió que en el 12% de casos de violencia contra mujeres, los responsables fueron jueces, abogados y policías (y esto pasa en todo el mundo). Estamos en peligro constante de violación y asalto por los mismos que se comprometen a protegernos.

    ***

    Cuando impartí el taller de autodefensa y empoderamiento con las niñas, me sentí inspirada por su energía y alegría. Nos reímos, jugamos y disfrutamos. Nos abrazamos y nos agarramos las manos. Fuimos una a una por el círculo y todas dijeron una razón para sentirse fuerte.

    • “Yo soy fuerte porque creo en mí misma”.
    • “Yo soy fuerte porque puedo decir NO”.
    • “Yo soy fuerte porque puedo hacer cualquier cosa”.

    “Yo soy fuerte porque creo en mí misma”.

    “Yo soy fuerte porque puedo decir NO”.

    “Yo soy fuerte porque puedo hacer cualquier cosa”.

    Sin nuestra ayuda, ellas escogieron estas frases. Sí, son bastante fuertes.

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    Al mismo tiempo que me sentí inspirada, también se me partió el corazón. Estas niñas nodeberían tener que ser tan fuertes. No quiero imaginar a ninguna de esas niñas hermosas en una situación donde tenga que utilizar las técnicas que les enseñamos: cómo patear a alguien del piso o cómo escapar de las manos de un hombre. Sin embargo, lastimosamente, según las estadísticas, 3 de ellas serán o ya han sido víctimas de asalto sexual. Sabemos las estadísticas contra mujeres y niñas.

    ¿Pero por quién? ¿Quiénes son estos “hombres malos”? ¿Desconocidos sin nombre en una calle oscura? No. Según las estadísticas, los responsables serán sus hermanos, primos, tíos, padres y futuros novios. La policía que recibe sus denuncias. Los jueces que presiden sobres sus casos. Los políticos que forman leyes sobre sus cuerpos.

    En teoría, no debería ser nuestra responsabilidad; pero en realidad, con las estadísticas tan graves contra nosotras, es nuestro derecho defendernos. Cuando no estamos seguras en nuestras casas, ni en las calles, ni los tribunales, ni con la policía, entonces necesitamos las herramientas y la confianza para defendernos. Necesitamos usar nuestras voces y nuestros cuerpos. Necesitamos ocupar espacio en este mundo.

    Tampoco debería ser nuestra responsabilidad educar a los “hombres buenos” sobre por qué su teoría de los hombres malos es falsa. Pero supongo que tenemos que hacerlo, porque si no seguimos la conversación, ¿quién lo hará? Es difícil desprogramar todo lo que nuestra sociedad nos ha enseñado de lo que es normal de la masculinidad. Tenemos que lidiar las conversaciones con amor y empatía porque todos compartimos este mundo: amarnos es nuestra responsabilidad y nuestro derecho también.

    El hecho de que suban las llamadas de violencia doméstica durante los partidos de fútbol cuenta una historia muy importante sobre la masculinidad y cómo la sociedad patriarcal les ha robado a los hombres la posibilidad de tener una forma sana de expresar sus sentimientos. Yo no creo que podamos dividir las personas en categorías tan sencillas como: hombres malos y hombres buenos, buena gente y mala gente. Todo es programación.

    La violencia ocurre en diferentes formas: acoso callejero, insultos, amenazas de violación y femicidios. Algunas de estas, desafortunadamente, están normalizadas en nuestra sociedad; pero es precisamente este tipo de violencia normalizada la que puede hacer saltar la alarma y por lo tanto, prevenir algo más grave. Sabemos que no todo el acoso callejero va a terminar en tragedia,pero podría. No sabemos cuando un hombre que normalmente no es violento ha sido provocado por un partido. Nos requiere demasiada energía evitar o evaluar cada agresión para sentirnos seguras. El mundo patriarcal nos roba mucha energía.

    Las herramientas de empoderamiento a través de la defensa personal no corrigen los comportamientos de los atacantes. No confrontan la violencia del estado ni la violencia sistémica. Pero lo bueno es que empoderan sobrevivientes y víctimas potenciales. Es una parte del gran cambio de la cultura de violencia.

    Lo que necesitamos es un cambio cultural global. ¿Y dónde empezamos con esta misión tan grande? Empezamos donde estamos. Las soluciones llegan en partes. Expandimos nuestra visión para ver todo el sistema y luego nos enfocamos en las partes más cercanas a nosotras. El empoderamiento es una parte. La autodefensa es una parte. Yo elijo enfocarme en estas partes aunque sé que hay muchas otras partes necesarias donde podemos trabajar para crear sociedades más pacíficas y holísticas.

    ***

    Un taller de una hora nunca es suficiente. Hay tantas técnicas para aprender, tanto para conversar. Estas chicas probablemente no van a acordarse de cómo posicionar los cuerpos para patear desde el piso o como golpear. Pero espero que se acuerden de quesí pueden, de que tienen el derecho de decir: ‘NO. No me toque. Aléjese de mí. Déjeme en paz’. Espero que recuerden las razones para sentirse fuertes.

    Una gran parte de este estilo de empoderamiento a través de la autodefensa es poder acceder a la fuerza que ya tenemos. Es apoyarnos entre nosotras, sentirnos bien en nuestros cuerpos y nuestras voces, sentirnos valoradas. Este es nuestro derecho como humanas: ser vistas, escuchadas y valoradas. Todos merecemos este derecho.

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    Sobre la Autora:

    Amy es facilitadora de defensa personal, certificado de Nivel 1 por ESD Global en 2018. Vive en Playa Samara donde facilita clases, cursos, y talleres de defensa personal. Amy también es escritora, editora, e instructora de yoga. Le gusta bailar, caminar en la playa con su perrita, reírse con amigas y combatir el patriarcado con sus palabras escritas.

    Fotos:Visual Awakening, Warrior Princess Retreat, Rancho Margot, Costa Rica, 2019

    The Right to Worth

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    Author: Amy Schmidt

    I recently taught an empowerment self-defense course to a group of girls in a rural area of Costa Rica, the country where I reside. There were 10 girls, ranging in age from 5 to 13 and ranging in personalities from painfully shy to precocious as hell. This was the sixth day of a week-long retreat that I was co-facilitating, which was designed to focus on empowerment and self-defense, and included yoga, mindfulness, connection to nature, and this workshop, an interactive class connecting our US American participants with girls from the local community where our retreat was held. It was a lovely part of the retreat.

    Empowerment self-defense (ESD) is different from traditional forms of self-defense taught to women. There is a focus on boundaries and verbal techniques. There is conversation and connection that is so much more than physical skills practice. There is space to process and confront our pasts as we learn tools for the future. We build each other up.

    When the group of girls burst into our workshop space on day six of our retreat, we were all exhausted—physically, mentally, and emotionally. I took a deep breath, mustered all my energy, and dived in. The following hour was a flurry of fun and games, of movement and noise and laughter and striking and kicking. The girls were good. We didn’t spend any time explaining, and we didn’t need to. They knew what we were doing.

    We may not always have the statistics memorized, but even from a young age, we know about danger. Even without the numbers to back us up, we carry this knowledge in our cells.

    But do we know where the danger comes from? Is it always lurking on a dark street? A faceless, unknown attacker? Of course not. Not usually.

    Anyone with any knowledge about violence against women knows that we are not just at risk when walking alone on dark streets. We are at risk in our homes, in the homes of people we know and love, and at our workplaces. I often hear an argument, usually from men, that there are just bad men out there in the world, and in fact, there are just bad people.

    This is what I like to call, the‘Bad Guys Theory.’Bad guys kill, steal, rape and harm. Good people are good people. The Bad Guys Theory gives credit to good guys, because obviously,not all men. Good guys wish bad guys would stop being bad to women and children. Good guys want bad guys to be locked up so the rest of us can be safe. This is frustrating for many reasons. On top of being overly simplistic, it allows for a lack of accountability. Good guys don’t have to examine their own behavior, because they are, according to them, good guys. In the meantime, women should get better at recognizing ‘bad guys.’ Good guys can recognize bad guys, why can’t women? Women have some responsibility here. Good guys can keep being good and women need to see the red flags in bad guys and avoid them.

    We need to get better at seeing red flags. This suggestion angers me. It shouldn’t beourresponsibility. We shouldn’t have to spend our lives looking for red flags and hiding from men who display them. We shouldn’t have to spend our lives crossing to the other side of the street. It’s exhausting. There are too many red flags. Too many streets to cross. How many extra steps must we take in this life?

    And yet, isn’t this some of what I am teaching in self-defense? To see the red flags, to listen to intuition, run, walk or move away when we can, fight when we have to? Is it our responsibility to prevent assault, rape, and femicide? It shouldn’t be.

    On the other side of the overly simplistic Bad Guys Theory, there is a complex feminist critique of ESD, that it shouldn’t be our responsibility. I agree, in theory. In practice? I want the skills and the tools.

    I haven’t been in, or led, any ESD class that says that it is our responsibility to prevent assault or rape, that if we didn’t fight, didn’t defend ourselves, it was our fault, that it was our responsibility. What we teach and practice are tools. We have these tools within us already. We have powerful voices and bodies. We can learn how to set verbal boundaries and use body language, hear our intuition. “Here are the tools. Here is how you use them,” is not the same as saying, “if you don’t use these tools, you are to blame for being assaulted, because it was your responsibility.” It can feel like a tricky line to navigate. In my classes, I always emphasize that we don’t use these tools to judge our pasts but to prepare for the future. They are not what we should have done. They are what we can do.

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    It shouldn’t be our responsibility to prevent ourselves from being assaulted. It shouldn’t be our responsibility to not be raped. But it is our right.

    Back to the Bad Guys Theory. Worldwide, one in three women is sexually assaulted in her life. These are the statistics we know about women. But do we know how many bad guys there are worldwide?

    I decided to start counting. I chose Costa Rica because it is the country where I reside, the country where I teach ESD to girls and women, not because it feels more or less full of bad guys than any other country I have lived or visited.

    • In Costa Rica, in 2018 there were 26 femicides. 26 bad guys.
    • Each year, 400 women on average flee their homes to shelters for women who face ‘an imminent fear of death.’ 400 women could have been murdered but got themselves out. Another 400 bad guys.
    • There are 7,792 (yearly average) reports of sex crimes against women and girls and 2,638 reports of sexual harassment in public.Reported.
    • Costa Rica police receive an average of 150 more domestic violence calls on soccer game days. So 150 maybe, kind-of, not-so-bad all the time men, become ‘bad guys’ during fútbol games. How many more callsdon’tget placed during soccer games?
    • Organizations that respond to cases of violence against women in Costa Rica have an average of 8,710 consultations per year.
    • There are 45,855 court requests for protective measures for women.
    • Over 20,000 calls to 911 about domestic violence.That is 55 per day.Only 5% are followed up on.
    • There were 905 (reported, documented, convicted) cases of rape. How many more rapes were there, that were reported and not believed? How many were reported and the victims were accused of lying, were themselves blamed (she shouldn’t have been on that street, what was she wearing, she should have seen the red flags)? How many women justnever told a single person?

    In Costa Rica, in 2018 there were 26 femicides. 26 bad guys.

    Each year, 400 women on average flee their homes to shelters for women who face ‘an imminent fear of death.’ 400 women could have been murdered but got themselves out. Another 400 bad guys.

    There are 7,792 (yearly average) reports of sex crimes against women and girls and 2,638 reports of sexual harassment in public.Reported.

    Costa Rica police receive an average of 150 more domestic violence calls on soccer game days. So 150 maybe, kind-of, not-so-bad all the time men, become ‘bad guys’ during fútbol games. How many more callsdon’tget placed during soccer games?

    Organizations that respond to cases of violence against women in Costa Rica have an average of 8,710 consultations per year.

    There are 45,855 court requests for protective measures for women.

    Over 20,000 calls to 911 about domestic violence.That is 55 per day.Only 5% are followed up on.

    There were 905 (reported, documented, convicted) cases of rape. How many more rapes were there, that were reported and not believed? How many were reported and the victims were accused of lying, were themselves blamed (she shouldn’t have been on that street, what was she wearing, she should have seen the red flags)? How many women justnever told a single person?

    Now, sure, maybe there is some overlap within these reports, and obviously not all violence is unidirectional, from men to women, but the picture is clear. There are alotof red flags to avoid.

    And what about when we do see the warning signs, when we run from the red flags, when we file reports and go through the exhausting process of our systems? The Organization of Salvadorean Women for Peace found that in 12% of cases of violence against women (reported), perpetrators were judges, prosecutors, lawyers, and police officers. We are at risk of being raped or abused by the very people who are supposed to be protecting us.

    ***

    When I taught self-defense to this group of girls and teens, I was energized and inspired by their energy and joy. We laughed and giggled and shrieked and played. We hugged and held hands. We went around a circle and had each girl tell a reason she feels strong.

    • “I am strong because I believe in myself.”
    • “I am strong because I can say NO.”
    • “I am strong because I can do anything.”

    “I am strong because I believe in myself.”

    “I am strong because I can say NO.”

    “I am strong because I can do anything.”

    These were some of the things these young girls said. Without prompting or guidance, they chose these statements. They are strong.

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    As inspiring as it was, it also broke my heart. I don’t want to imagine any one of these beautiful children in a situation where she has to use the techniques we taught, having to kick someone from the ground, or escape from a tight grab. But as long as the statistics remain, three of them will be or already have been sexually assaulted. We know those statistics. But by whom? Who are these ‘bad guys’? Nameless strangers on a dark street? Most likely, the bad guys will be their brothers, uncles, fathers, and future boyfriends. The police officers they report to. The judges who rule over their cases. The politicians who make laws about their bodies.

    In theory, it shouldn’t have to be our responsibility, but in reality, with the statistics stacked against us, it is our right to defend ourselves. When we aren’t safe in our homes, on the streets, in courts of law, or at the police station, then we must. We must use our voices and our bodies and make ourselves strong. We must take up space. It is our right to access the power we have within ourselves, and even when it feels exhausting—we must.

    It shouldn’t be our responsibility to educate good guys about why the Bad Guy Theory is false. But we must. We must also do it with love and show that we understand that is hard and painful to look at our own behaviors, to decondition ourselves, to step outside of what our society has told us is okay. We must do it with love because we are all sharing this world together, and we must love each other.

    The arguments are frustrating because they are correct. The criticisms are frustrating because they have value. The arguments and the criticisms are parts of a whole. These tools don’t change the behavior of assailants. They don’t confront structural violence or work against systemic oppression. But they do empower survivors and potential victims. They are a piece of changing culture.

    What needs to happen is a global change in culture. Holy shit, that is overwhelming. Where do we begin? The solutions are also parts of a whole. We begin by expanding our focus to see the whole, and then narrowing our focus, directing our energy into manageable parts. Empowerment is a part. Self-defense is a part. I choose to focus on these parts, but I know there are many other equally important parts to creating meaningful social change.

    A one-hour workshop is never enough. There are so many techniques to learn. There is so much to discuss. Those girls may not remember how to best position their bodies to kick from the ground. They may not remember the best way to strike. But hopefully they will remember that they can. That they have the right to say, NO. Don’t touch me. Back off. Leave me alone. Hopefully they will remember the reasons they felt strong—because they can do anything, because they believe in themselves. A big part of the self-defense that we teach is accessing the strength we each have inside already. It’s about building ourselves and each other up, feeling good about ourselves, our bodies, our voices. It’s about feeling worthy and valued, and this is our right as humans, to be seen, heard, and valued. We all deserve that right.

    Data about violence against women in Costa Rica from INAMU https://www.inamu.go.cr/web/inamu/inicio

  • Cosas que me dicen los hombres cuando descubren que soy instructora de autodefensa

    Cosas que me dicen los hombres cuando descubren que soy instructora de autodefensa

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    **English below!**

    Cosas que me dicen los maes cuando les cuento que soy instructora de Autodefensa…

    (¡Realmente no creo que esta lista requiera más introducción!)

    Pregunté a mis colegas cuales son sus respuestas “favoritas” (más molestas) cuando dicen a los hombres que son instructoras de autodefensa. Las mezclé con mis favoritas personales, y aquí les comparto una lista que me hace reír y llorar a la vez.

    ¿Olvidé algo? Cuéntame en los comentarios!

    1. “¿Ah sí? Yo practico [karate, taekwondo, jiu jitsu, etc etc]. Te podría enseñar unas cosas.”

    La autodefensa feminista es una metodologia basada en 40 años de experiencia de las artistas marciales y expertas de prevención de violencia. Yo te podría enseñar unas cosas, si te dignaras a preguntar.

    2. “Ohhh, debería tener cuidado con usted, entonces.”

    ¿Por qué? ¿Si alguien no tuviera conocimiento de autodefensa te aprovecharía? ¿O te parecen graciosos los chistes sobre la violencia de género? Ojalá respetes a todas las personas porque eres una buena persona, y no porque temes las consecuencias de no hacerlo.

    3. “Ohhh, ¡tengo miedo!”

    ¿Por qué? ¿Me quieres hacer daño? La clave con la defensa personal es que esdefensa.Si tu no me quieres dañar, yo no tengo que defenderme, y no hay ninguna razón por la cual deberías tener miedo.

    4. “Pero eres tan linda y femenina.”

    El hecho que piensas que la autodefensa y la feminidad no pueden coexistir es EXACTAMENTE el problema.

    5. “¿Enseñas a las mujeres? ¿Porque odias a los hombres?

    Hmmm, ¿no piensas que las mujeres tienen el derecho a aprender herramientas de autodefensa? ¿Por qué nos odias? ¿O es que no crees en los espacios exclusivos para las mujeres? Por eso también ofrezco talleres para todos géneros, creo que estas técnicas son claves para TODO el mundo. Pero hay muchas mujeres, especialmente las que han sobrevivido violencia o abuso, que se sienten más cómodas en grupos de solo mujeres, y trato de crear un espacio de aprendizaje seguro para mis participantes.

    6. “¿Qué piensa tu novio de tu trabajo?

    … ehmm… Esa es posiblemente la pregunta menos interesante que me podrías hacer sobre un trabajo que me apasiona.

    7. “No quisiera toparme contigo en un callejón oscuro.”

    Soy la persona quedeberíasencontrar en un callejón oscuro si tienes miedo y quieres una amiga. Te acompañaré!

    8. “Oh wau, ¿qué te pasó que te hizo querer enseñar eso?

    De hecho, escribí todo un blog para contestar a esa pregunta. Lo puedes leer aquí. (Respuesta corta: Nada, solo que no me gusta la violencia de género.)

    9. “Entonces, ¿enseñas Krav Maga? ¿Jiu jitsu?” / “¿Cuál arte marcial enseñas?”

    Me cansé de explicar la diferencia entre las artes marciales y la autodefensa y empoderamiento y que lo que enseño es una metodología de prevención de violencia, entonces escribí este resumen.

    10. “Ok, ¿quieres pelear? ¡Vámonos! Muéstrame esa “defensa personal”.

    Cálmate, de las primeras cosas que enseño es que “la pelea más exitosa es la que nunca sucede.” Si hay una manera de ‘correr’ (o escapar) o usar la voz y estar segura, esa es probablemente la mejor opción. Entonces si no creo que estoy en peligro (y amigo, no me das miedo, entonces no lo creo) me interesa cero pelear contigo.

    La próxima vez, por favor, pregúntame algo interesante. Pregúntame qué puedes hacer para transformar o interrumpir violencia y abuso cuando lo ves. Pregúntame cómo puedes ser un mejor aliado para tus amigxs que quizás han sobrevivido o están sobreviviendo violencia. Pregúntame sobre la importancia de los límites y las redes de apoyo.

    Allí, tal vez, podamos tener una conversación que valga la pena.

    Things Men Say When I Tell Them I Teach Self-Defense

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    I really don’t think this list requires any further introduction, but…

    I recently asked my colleagues, fellow Empowerment Self-Defense instructors, what their favorite (read: most annoying) responses are when they tell men that they teach self-defense. I mixed those together with some of my personal favorites, and I am happy to share with you the outcome: a list of bravado, sexism and simple narrow-mindedness that makes me want to laugh and cry at the same time.

    Did I forget one of your favorites? Tell me in the comments!

    1. “Oh yeah? I practice [karate, taekwondo, jiu jitsu, etc etc]. I bet I could teach you a few things.”

    Empowerment Self-defense is a methodology based on over 40 years of experience of martial artists and violences prevention experts. I could teach you a few things, if you deigned to ask.

    2. “Ohhh, I better be careful, then!”

    Why? If I didn’t know self-defense would you be taking advantage of that? Or maybe jokes about gender-based violence are funny to you. I hope that you respect everyone because you are a good person, and not because you are afraid of the consequences if you don’t.

    3. “Ohhh, I’m scared!”

    Why? Do you intend to attack me? The whole point of self-defense is that it isdefensive.If you don’t want to cause me harm, then I don’t have to defend myself, and there is no reason for you to be scared.

    4. “But you’re so cute and feminine.”

    The fact that you think self-defense and femininity cannot coexist is EXACTLY the problem.

    5. “You teach women? Why do you hate men?”

    Hmmm, you don’t think that women have the right to learn self-defense strategies? Why do you hate us? Or is it that you don’t believe in spaces that are exclusively for women? That’s why I also teach mixed gender classes for EVERYONE. But many women, especially those who have survived violence or abuse, feel more comfortable in groups of women, and I try to create safe learning spaces for my participants.

    6. “What does your boyfriend think about your work?”

    Umm… That is quite possibly the least interesting thing you could ask me about work that is deeply important to me.

    7. “I wouldn’t want to run into you in a dark alley!”

    Really? I think I’m the person youshouldwant to run into in a dark alley if you’re scared and want a buddy. I’ll walk with you!

    8. “Oh wow, what happened to you?”

    Actually, I wrote a whole blog to answer that question. You can read it here. (Short answer: Nothing, I just don’t like gender-based violence.)

    9. “Sooo you teach Krav Maga? Jiu jitsu?” / “What martial art do you teach?”

    I just said I teach empowerment self-defense. I got tired of explaining the difference between martial arts and empowerment self-defense, and that what I teach is a violence prevention methodology, so I wrote this summary to explain it.

    10. “Alright, you wanna fight? Let’s go! Show me your moves.”

    Calm down! One of the first things I teach is that “the most successful fight is the one that never happens.” If there is a way to “run” (or escape) or use the voice to stay safe, that is probably the best option. So I if I don’t think I’m in danger right now (and buddy, you don’t scare me at all, so I don’t think I am), I have zero interest in fighting you.

    Next time, I am begging you, ask me something interesting. Ask me what you can do to transform or interrupt violence and abuse when you see it. Ask me how you can be a better ally to your friends who have survived or are surviving violence. Ask me about the importance of boundaries and networks of support.

    And then, maybe, we can have a conversation that’s worthwhile.

  • El Semáforo de la Autodefensa

    El Semáforo de la Autodefensa

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    ¿Qué significa la autodefensa para ti? ¿Son golpes y gritos solamente? ¿O también se trata de expresar límites con firmeza, comunicar un “No” sin excusas, y interrumpir situaciones incomodas ANTES de tener que usar fuerza física.

    Para nosotras, la respuesta es C. Todo lo anterior.

    La Entrevista

    Las noticias y la cultura popular dan la idea que la violencia de género siempre sale de la nada: Estás caminando en la calle y alguien te ataca. Estás sola en la playa y alguien te ataca. Estás en tu casa y alguien te ataca. Mientras que estas situaciones son reales, no representan la mayoría de los casos de violencia.

    Es un hecho bien documentado que la violencia de género (que sea perpetrada por gente conocida o desconocida)normalmente inicia con unaentrevista. En una entrevista, el agresor(a) prueba tus límites, poco a poco, para ver cómo vas a reaccionar. En un espacio público, la entrevista puede empezar con un simple “Hola, ¿cómo estás?” y luego escalar a preguntas más íntimas o un acercamiento a tu espacio personal. Con alguien conocido, la entrevista puede empezar con tacto “inocente” pero no deseado, y luego progresar a cruzar límites más graves.

    La entrevista (junto con la violencia doméstica) hace especialmente difícil ejercer la defensa personal, porque logra desgastar lentamente los límites de su víctima y la confianza en su propia intuición.¿La pregunta es: cuándo le harás caso a tu intuición y detendrás el comportamiento que te pone incómoda?Eso es exactamente lo que está probando un agresor potencial.

    Podemos parar la entrevista con la comunicación asertiva y directa de un límite. (“No quiero hablar.” “No me toques.” “Me estás incomodando, para.”) Por esta razón, no me gusta marcar una distinción entre la defensa personal física y verbal. Todas estas técnicas tienen el mismo objetivo: proteger tu seguridad.

    El Semáforo

    En la Autodefensa y Empoderamiento, nos gusta usar la metáfora de un semáforo para entender los límites y el riesgo.

    Cuando estamos enverde, todo está bien, normal, tranquilo. El cuerpo debería estar relajado, sin demasiada tensión, la respiración nivelada, y el corazón con su ritmo natural de descanso.

    Cuando estamos enamarillo, estamos más atentas. Notamos que algo está raro, nos sentimos incómodas, o alguien está cruzando un límite personal. El cuerpo se pone un poco más tieso, el corazón y posiblemente la respiración se aceleran, y nuestra postura se muestra más consciente o alerta.

    Y finalmente, cuando estamos enrojo, ya estamos en peligro, y tenemos que usar un principio de defensa personal (gritar, correr, pelear, o buscar apoyo) para mantener nuestra seguridad.

    Es muy importante entender quela autodefensa no inicia cuando estamos en rojo. La autodefensa inicia en verde, con un proceso continuo de autoconocimiento e investigación, para conocer nuestros límites, entender qué nos gusta, y tener claro cuáles comportamientosnovamos a permitir. La autodefensa sigue en amarillo cuando expresamos límites y paramos situaciones de riesgo potencial ANTES de llegar a rojo.

    Profundizar: ¿Dónde están tus límites? Haz una lista de 10 situaciones verdes, 10 situaciones amarillas, y 10 situaciones rojas. ¡Acuérdate que los límites son personales! Lo importante es cómo se siente cada situación PARA TI.