“¿Has tenido que usar las técnicas de defensa personal que enseñas?”
En la lista de preguntas frecuentes que recibo en los talleres de autodefensa, esa es probablemente top 5.
Respuesta corta: No, nunca he tenido que usar las técnicas físicas en una situación de la “vida real” (para una simulación, puedes ver este video de entrenamiento de Impact).
Pero, uso las herramientas de comunicación asertiva, límites y conciencia situacionalTODOS LOS DÍAS.
Puedo usarlas con confianza precisamente porqueconfío en mis habilidades físicas.No me dan miedo las preguntas de “pero qué hago si…?” Si se enoja, si no acepta mi no, si se vuelve agresivo, si quiere hacerme daño. Sé la respuesta.
Es difícil medir las cosas que NO suceden. No sé cuántas veces he salido o verbalmente interrumpido una situación incómoda, o cuántas veces lo expresé (a pesar de la pena o la timidez) cuando alguien cruzó mi límite.
Todas las veces queconfié en mi intuición,que dije que no quería o no me gustaba o no me sentía cómoda, que busqué ayuda de una amiga o una desconocida.
Eso también es defensa personal. La practico todos los días, pero no se ve tan chiva en las redes sociales como un golpe de palma.
Esta metodología que enseñamos en los talleres deMujeres Fuertes Autodefensaes un estilo de vida. Una práctica de elegirnos, de escucharnos, y de no tener miedo de priorizar nuestro bienestar.
Y,funciona. Te invito a sumarte a una próxima actividad para experimentar por ti misma esa confianza que hablo, que habita el cuerpo tanto como la mente
Sobre la autora
Toby Israeles la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Autodefensa. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global, Formadora de Instructoras, Credencial ESDP con la Association of ESD Professionals) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa
Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.
Aprovechen nuestros recursos digitales de autodefensa:
Unblogcon docenas de artículos sobre la autodefensa, la prevención de violencia, y otros temas relacionados.
Uncanal de YouTubecon MUCHOS talleres de autodefensa grabados.
Unhandbooken formato PDF ilustrado explicando todas las técnicas.
Uncurso digitalautodidacta.
Un blog con docenas de artículos sobre la autodefensa, la prevención de violencia, y otros temas relacionados.
Un canal de YouTube con MUCHOS talleres de autodefensa grabados.
Un handbook en formato PDF ilustrado explicando todas las técnicas.
Aprender a comunicar es un proceso que dura toda la vida, por eso en Mujeres Fuertes Autodefensa nos encanta explorar lo que llamamos “comunicación empoderada” en nuestros talleres. Hay libros, cursos, podcasts, artículos, clases y especialidades universitarias aparentemente infinitas dedicadas al arte y la práctica de la comunicación.
Todxs sabemos que la comunicación es importante para tener relaciones sanas y que tener relaciones sanas es un aspecto crucial en nuestro bienestar general y nuestro florecimiento general como seres humanos.
Necesitamos comunicarnos. Y muchas veces nos equivocamos. A menudo nos damos a entender mal. A veces nos lastimamos unos a otros sin querer simplemente por estropear nuestra comunicación. Otras veces nuestras emociones se vuelven intensas o nuestros traumas pasados nos desencadenan tanto que perdemos la capacidad de comunicarnos de manera efectiva.
¡Practica comunicándote desde un corazón empoderado!
¿Cómo practicamos y dominamos la comunicación empoderada? Hay muchas herramientas que podemos aprender y prácticas que podemos incorporar en nuestras conversaciones para convertirnos en mejores comunicadores.
Practicar nos hace mejores en cualquier cosa que hagamos. Pero el aspecto más importante de ser un buen comunicador es cultivar nuestro sentido de autoconciencia. Cada experiencia de aprendizaje es un proceso dinámico: recibimos información y orientación externamente y luego vamos hacia adentro para aprender más sobre nosotrxs mismxs y aplicarla. Es un proceso de alinear nuestro corazón, cuerpo y mente. Corazones empoderados y mentes abiertas conducen a una comunicación empoderada.
Ser un comunicador empoderado no es sólo conocer las técnicas, también significa profundizar la relación contigo mismo para saber cuándo y cómo utilizarlas adecuadamente.
Diferentes contextos y situaciones requieren diferentes tipos de comunicación por nuestra parte. A veces necesitamos ser firmes y asertivos, y otras veces debemos dejar que nuestra compasión nos guíe.
La comunicación empoderada es una combinación del uso de técnicas asertivas, el establecimiento de límites, el consentimiento, la escucha, el sentimiento y la expresión de emociones, la formulación de preguntas y el cultivo de la empatía.
Mucho de esto proviene de un enfoque basado en las necesidades, mediante la evaluación de nuestras necesidades y las de las personas con las que nos comunicamos.
Usamos la empatía de manera intencional para conectarnos y comprendernos unos a otros, y aun así mantener límites claros y firmes para establecer y honrar nuestras propias necesidades.
¿Por qué tanto ajetreo sobre los límites?
Incluso hace apenas unos años, nadie hablaba mucho de límites. Ahora escuchamos tanto sobre ellos que casi se está convirtiendo en una nueva palabra de moda. E incluso hasta el punto en que algunas personas están utilizando los límites como armas y usándolos para manipular a otros.
Para ser claros, establecer un límite NO se trata del comportamiento de nadie más. No los establecemos para darle una lección a otra persona ni para controlar sus acciones. Se trata de nuestra propia seguridad, comodidad o necesidades.
Si bien los límites pueden ser firmes, eso no significa que no puedan cambiar a medida que evolucionamos y crecemos. De hecho, tener límites se trata de comprender nuestras propias necesidades en cada momento. Es importante controlar continuamente nuestras necesidades para saber dónde están nuestros límites.
Establecemos límites para honrar nuestro espacio emocional, nuestra capacidad mental, para proteger nuestro cuerpo, nuestro sistema nervioso y nuestros recursos energéticos. Los límites son cuidado personal y amor propio e incluso pueden ser defensa propia. Comprender dónde se encuentran nuestros límites nos permite ser claros con nosotrxs mismxs y en nuestras relaciones y nos ayuda a evitar sentir resentimiento más adelante.
Algunas preguntas para empezar cuando se trata de límites:
¿Cuáles son tus necesidades? ¿En general y en este momento?
¿Cómo puedes apoyar las necesidades de los demás mientras honras las tuyas propias?
¿Dónde sientes diferentes emociones en tu cuerpo?
¿Cuándo has notado la necesidad de ajustar los límites?
¿Cuándo te has sentido lo suficientemente segurx como para poder romper un límite?
¿Puedes sentir empatía por los demás y compasión por ti mismo al mismo tiempo?
¿Qué quieres de una conversación? ¿Qué quiere la otra persona? ¿Hay consentimiento?
¿Cuáles son tus necesidades? ¿En general y en este momento?
¿Cómo puedes apoyar las necesidades de los demás mientras honras las tuyas propias?
¿Dónde sientes diferentes emociones en tu cuerpo?
¿Cuándo has notado la necesidad de ajustar los límites?
¿Cuándo te has sentido lo suficientemente segurx como para poder romper un límite?
¿Puedes sentir empatía por los demás y compasión por ti mismo al mismo tiempo?
¿Qué quieres de una conversación? ¿Qué quiere la otra persona? ¿Hay consentimiento?
Algunos consejos prácticos para una comunicación más empoderada:
Di no sin culpa ni miedo.
¡Di SÍ cuando te sientas BIEN!
Escucha tu cuerpo. Escucha a los demás con todo tu cuerpo. Observa tu respiración.
Siente tus emociones en tu cuerpo, etiquétalas o defínelas sin juzgarlas, exprésalas de manera saludable.
Practica la empatía y mantén límites claros.
Pide consentimiento. (por ejemplo: ¿tienes tiempo/espacio para escucharme ahora mismo? ¿Puedo compartir algo con lo que estoy luchando? ¿Puedo desahogarme por un minuto?)
Escucha tu cuerpo. Escucha a los demás con todo tu cuerpo. Observa tu respiración.
Siente tus emociones en tu cuerpo, etiquétalas o defínelas sin juzgarlas, exprésalas de manera saludable.
Practica la empatía y mantén límites claros.
Pide consentimiento. (por ejemplo: ¿tienes tiempo/espacio para escucharme ahora mismo? ¿Puedo compartir algo con lo que estoy luchando? ¿Puedo desahogarme por un minuto?)
Talleres de comunicación empoderada
Por ejemplo, en Mujeres Fuertes, en un Taller de Autodefensa Holística, discutimos qué es, por qué y cómo ser unx comunicadorx empoderadx. Es aprender sobre nosotrxs mismxs, nuestras necesidades, factores desencadenantes y nuestra experiencia emocional, para que podamos comunicarnos de manera efectiva en todos los contextos. Se trata de priorizar nuestras propias necesidades sin dejar de ser sensibles y empáticos con las necesidades de los demás, y de tener herramientas para gestionar los conflictos cuando nuestras necesidades no están alineadas con las de las personas que nos importan. Estas prácticas nos permiten avanzar con cuerpos empoderados, corazones empoderados y voces empoderadas.
Estos son algunos de los fundamentos y herramientas básicos para comunicarse desde un lugar más empoderado. En nuestros talleres, analizamos estas ideas y las ponemos en práctica con escenarios divertidos y atractivos de la vida real. Ofrecemos talleres en una variedad de entornos, desde universidades hasta empresas, gimnasios, o grupos familiares.
¡Contáctenos para saber más, o para cotizar un curso de autodefensa!
Amy es facilitadora de defensa personal, certificado de Nivel 1 por ESD Global en 2018. Vive en Playa Samara donde facilita clases, cursos, y talleres de defensa personal. Amy también es escritora, editora, e instructora de yoga. Le gusta bailar, caminar en la playa con su perrita, reírse con amigas y combatir el patriarcado con sus palabras escritas.
Amy is a Level 1 self-defense facilitator certified by ESD Global in 2018. She lives in Samara, costa Rica, where she facilitates self-defense classes, courses and workshops. Amy is also a writer, editor, and yoga instructor. She likes to dance, walk on the beach with her dog, laugh with friends, and fight the patriarchy with her written words.
Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa
Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.
¿Alguna vez alguien te ha aconsejado, “no camines como una víctima”?
Cuando comencé a enseñar autodefensa hace más de 20 años, me hablaron de un estudio que supuestamente explicaba cómo lxs atacantes eligen a sus víctimas. Hombres en prisión por delitos violentos fueron expuestos a vídeos de personas caminando por una calle concurrida de la ciudad de Nueva York. Posteriormente se les preguntó a quién atacarían, y todos eligieron a las mismas personas.
La persona que me habló de este estudio tenía mucha más experiencia docente que yo, pero no me dio suficiente información para tomar una buena decisión sobre cuán significativa era la investigación. Información como cuántas personas fueron estudiadas, si la investigación estaba desactualizada o cómo se definió el vago concepto de “víctima probable”.
Gran parte de lo que sabemos sobre la violencia y la seguridad es complicado y matizado, pero muchos consejos de seguridad no lo son.
Muchos de nuestros estudiantes han recibido consejos que son simplistas hasta el punto de no ser útiles: no salgas solx por la noche, no leas un mapa en la calle, no aparques junto a una furgoneta. Algunas de estas estrategias tienen sentido en circunstancias específicas, pero como reglas generales,es más probable que aviven el miedo, el racismo y el estigma que ayudarnos a discernir si estamos en riesgo.Además, la mayoría de nuestros estudiantes forman parte de comunidades en las que es mucho más probable que alguien que conocen les haga daño, por lo que los consejos de seguridad que sólo son relevantes para extraños pueden resultar inútiles. O peor aún, puede desviar su atención de situaciones que son realmente inseguras.
Hace unas semanas, finalmente encontré este estudio, que ha inspirado décadas de declaraciones demasiado simplificadas sobre por qué no deberíamos “caminar como víctimas,” incluidas algunas publicaciones de blogs relativamente recientes. Se llama “Atraer agresiones: señales no verbales de las víctimas”. Fue realizado por la profesora de comunicaciones Betty Grayson y el psicólogo Morris I. Stein y se publicó en 1981, por lo que tiene más de 40 años.
En la primera parte del estudio, Grayson y Stein pidieron a 12 hombres que estaban en prisión por agresiones contra extraños que vieran videos de personas caminando en una zona de la ciudad de Nueva York que se consideraba de alta criminalidad. Estos 12 hombres vieron los videos y calificaron a las personas según lo fácil que sería agredirlas. Luego, los investigadores convirtieron las opiniones de los hombres sobre estos peatones en una escala de 10 puntos. Luego pidieron a otros 53 hombres encarcelados que calificaran a los caminantes según esa escala. Vale la pena señalar que el 87% de los hombres en el estudio eran negros en un momento en que, según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, sólo el 41% de la población carcelaria de Estados Unidos era negra.
Este segundo grupo de 53 hombres encarcelados utilizó la escala de 10 puntos para calificar a los peatones en términos de cuán fácil o difícil sería atacarlos. Luego, los videos se dividieron en dos grupos: los que obtuvieron la calificación más alta de más de la mitad de los participantes se colocaron en un grupo (“víctimas”) y los que obtuvieron calificaciones más bajas se colocaron en el otro (“no víctimas”). A partir de ahí, Grayson y Stein contrataron a algunas personas expertas en analizar los movimientos corporales para identificar diferencias en los estilos de caminar de las “víctimas” y los “no víctimas”. Basándose en el análisis del movimiento, Grayson y Stein hicieron observaciones sobre los tipos de caminatas que hacían que las personas parecieran más vulnerables.
Vale la pena señalar que el grupo de 53 hombres encarcelados no fue uniforme en la forma en que calificaron a los peatones grabados en video. El rango de acuerdo fue de 27 (aproximadamente la mitad) a 36 de 53. En segundo lugar, la característica común entre las personas que obtuvieron la calificación más alta en la escala de “víctima probable” fue que eran mujeres mayores. En el grupo de “víctimas” se incluyó el doble de mujeres mayores que de cualquier otra edad o incluso de otro género. Luego, una vez asignados los grupos, los hombres mayores obtuvieron la puntuación más alta en la escala de víctima fácil. La realidad de que las posibilidades de que las personas sufran violencia tienen más que ver con sus características demográficas que con cualquier otra cosa no es nueva. Pero es revelador que este fuera el resultado de un estudio que buscaba demostrar que el comportamiento individual de las personas atrae la delincuencia.
Los expertos en mecánica corporal identificaron 21 categorías de movimiento, pero sólo 5 tenían diferencias estadísticamente significativas entre las personas previamente clasificadas como víctimas y no víctimas. E incluso cuando las pruebas estadísticas encontraron diferencias significativas, los movimientos de los peatones en los dos grupos no fueron uniformes. Un ejemplo es la longitud de la zancada de las personas. Todos los clasificados como “no víctimas” tenían un paso medio, lo que significa que los pasos que daban no eran ni demasiado pequeños ni demasiado grandes para su altura. Pero la mitad del grupo clasificado como “víctimas” también tuvo avances medianos. “Entre las 14 víctimas”, escribieron Grayson y Stein, “8 tenían zancadas medianas y 6 tenían zancadas largas. Entre los no víctimas, 15 tenían zancadas medias y uno tenía una zancada combinada que no era clasificable”.
Otras diferencias en el movimiento incluyeron cómo las personas cambiaban su peso, si balanceaban los brazos al caminar y si balanceaban o levantaban los pies. Si bien las pruebas estadísticas mostraron diferencias en todas estas áreas, aproximadamente la mitad de las personas clasificadas como “víctimas” se movieron de la misma manera que las personas clasificadas como “no víctimas”.
¿Qué quiero sacar de este estudio? En primer lugar, no hay nada malo en caminar con un propósito o moverse por el mundo de una manera que proyecte confianza. Moverse de una manera que nos haga sentir tranquilos, enraizados, y poderosos puede ser beneficioso. Hay áreas de educación del movimiento y terapia de danza que estudian la forma en que las personas se mueven de manera significativa y muchas personas han descubierto que diferentes tipos de entrenamiento del movimiento les ayudan a recuperarse del trauma.
Pero dejarse llevar por la longitud de nuestra zancada o por cómo balanceamos los brazos puede generar un estrés innecesario. O peor aún, puede llevar a culpar a la víctima.
Nadie merece ser agredido por muy largas o cortas que sean sus zancadas o cómo mueven los brazos. Poner demasiado énfasis en este tipo de detalles puede desviarnos de nuestro trabajo real: analizar las condiciones que hacen posible la violencia y el abuso y cambiar esas condiciones, tanto en el momento como en el largo plazo.
El primer día de algunas de nuestras clases para adolescentes, les pedimos a los estudiantes que nos cuenten los mensajes de seguridad que han escuchado y si esos mensajes los hacen sentir más o menos poderosos. Con demasiada frecuencia nos hablan de mensajes que les hacen sentir más temerosos y que les dirigen a hacer sus vidas más pequeñas. El último día, preguntamos a los estudiantes qué mensajes de seguridad les darían a los demás.
Si hemos hecho nuestro trabajo, la lista que los estudiantes hagan el último día será un marcado contraste con la del primero:se trata de vivir vidas más grandes y audaces, hablar y tomar decisiones que funcionen para ellos.
Publicado originalmente en el blog de IMPACT Boston el 30 de abril de 2024.
La verdadera razón por la que todxs necesitamos entrenamiento de autodefensa.
El entrenamiento de autodefensa para el empoderamiento no solo enseña a las personas a decir “no” a ataques coercitivos, manipuladores o explícitamente violentos. También facilita un desarrollo intensamente personal y radical de la autoconciencia y la confianza en uno mismo, lo que puede hacer que todas nuestras relaciones sean más fuertes, seguras y saludables.
Ahora, los límites están de moda y las relaciones coercitivas no.
“¿Como ahora mismo?”
“¡Sí!”Todas aplaudimos cuando una chica sacó su teléfono en medio de un taller.
El círculo de mujeres le ayudó a redactar el mensaje y poner fin al (quizás involuntario, pero no obstante disruptivo) acoso digital:
“Me has estado enviando mensajes y llamándome repetidamente. No me interesa seguir comunicándome contigo. Deja de llamarme.”
Presionó enviar y el grupo la felicitó con amplias sonrisas y aplausos. Sus hombros bajaron y su rostro se relajó con visible alivio. Muy a menudo, no nos damos cuenta de que estamos manteniendo la guardia alta hasta que tomamos las medidas necesarias para suavizarla.
Habíamos estado practicando la“fórmula mágica”, una práctica fundamental de comunicación asertiva que enseñamos en casi todos nuestros talleres y cursos de defensa personal, de pronto esta participante mencionó un ejemplo de la vida real. Un hombre al que había conocido brevemente en un café y al que le había dado de mala gana su número de teléfono había estado enviándole mensajes de texto y llamándola durante semanas.
Él no fue irrespetuoso ni ella lo sintió peligroso. Sin embargo, su comportamiento le molestaba, le causaba estrés innecesario y perturbaba sus días. El grupo la animó a aplicar la fórmula mágica inmediatamente, y así lo hizo.
En un mundo donde, en todas las demográficas culturales, generacionales y económicas, las mujeres son socializadas para ignorar en lugar de abordar muchas formas de violencia, desde el acoso “bien intencionado” hasta el abuso cíclico o la agresión física,
visibilizar esa violencia y verbalizar nuestros límites es una acto simple pero radical.
LaAutodefensa Holística(ESD, por sus siglas en inglés) podría ser la práctica de vida que no sabías que te faltaba para profundizar tus relaciones.
Como fundadora de Mujeres Fuertes Autodefensa, una empresa social con sede en Costa Rica, abogo por la autodefensa como un camino hacia una mayor alegría, conexión y placer. Creo que no podemos decir un verdadero “sí” a la conexión o la intimidad sin herramientas efectivas para decir “no” a la violencia en todas sus formas.
La ESD es una metodología de prevención de la violencia basada en evidencia informada sobre el trauma, desarrollada por mujeres artistas marciales (y perfeccionada durante varias décadas) para abordar el espectro de violencia que enfrentan las mujeres, los niños y otras poblaciones vulnerables. Se diferencia de las artes marciales o del entrenamiento “tradicional” de autodefensa en que aborda el contexto social de la violencia, y por lo tanto de la autodefensa y la prevención, enfatizando estrategias verbales, emocionales y psicológicas para la seguridad personal y tanto como, si no más que, las habilidades físicas.
La autodefensa (centrada en el empoderamiento) es una práctica diaria. Todos tenemos derecho a sentirnos seguros en el mundo y tenemos derecho a defender esa seguridad cuando se ve amenazada. En espacios como el hogar, el lugar de trabajo o las relaciones íntimas donde muchas veces se asume (erróneamente) la seguridad, es especialmente importante hacer uso de estrategias de comunicación asertivas para anteponer nuestra autonomía, bienestar y seguridad.
Más del 90 por ciento de la violencia de género en todo el mundo y en todos los grupos demográficos es perpetrada por alguien conocido de la víctima. El cincuenta por ciento de esos perpetradores son las parejas íntimas actuales o anteriores de las mujeres. Una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia sexual.Incluso si crees que esos números no se aplican a tí, aún puedes beneficiarte del entrenamiento de autodefensa (empoderamiento), porque todxs pueden hacerlo.
La Autodefensa de Empoderamiento, como la enseñamos mis colegas y yo, no solo enseña a las personas a decir “no” a ataques coercitivos, manipuladores o explícitamente violentos. También facilita un desarrollo intensamente personal y radical de la autoconciencia y la confianza en uno mismo, lo que puede hacer que todas nuestras relaciones sean más fuertes, seguras y saludables.
Podemos definir la violencia y la autodefensa en un amplio espectro. Un ataque por parte de un extraño en la calle o en la playa es violencia. El abuso emocional es violencia. El acoso en línea es violencia. Los comentarios cortantes, las tácticas de comunicación manipuladoras y la coerción también pueden encajar en ese espectro.
Generalmente, no aprendemos habilidades básicas para defendernos y la educación para la prevención de la violencia está notablemente ausente en la mayoría de los planes de estudio escolares y domésticos. La ESD ofrece opciones y estrategias prácticas, tanto verbales como físicas, para afrontar el riesgo, el peligro o la simple incomodidad de manera que fomenten la seguridad y la capacidad de acción.
En el mejor de los casos, creo que también puede mejorar nuestras interacciones diarias con familiares, amigos y parejas al ayudarnos a identificar nuestras necesidades, deseos y límites, perfeccionar nuestra intuición y hablar desde ella con confianza y poder.
En ESD, trabajamos ampliamente con estrategias de “comunicación asertiva” para entrenar el establecimiento de límites y la reducción de tensiones como habilidades críticas para interrumpir o defenderse de la violencia. Por ejemplo, mi favorita, laFórmula Mágicamencionada anteriormente, consta de tres sencillos pasos:
Primero nombramos el comportamiento (por ejemplo: “Estás levantando la voz”, “Estás haciendo comentarios sobre mi cuerpo”, “Me estás tocando sin mi permiso”, “Me estás llamando repetidamente”) sin preguntas ni calificaciones. Las preguntas invitan a la respuesta, la negación o la negociación. En una situación peligrosa o incómoda, no queremos iniciar una conversación ni discutir sobre los hechos; solo queremos hacer los cambios necesarios para sentirnos segurxs.
Luego, si lo deseamos, declaramos cómo nos sentimos acerca del comportamiento (por ejemplo: “Eso no me gusta”, “Eso es doloroso”, “Me siento incómodx”, “No me interesa”). Este paso es opcional, pero es una adición útil para la comunicación con personas cercanas a nosotros que, con suerte, se preocupan por nuestros sentimientos y seguridad.
Después de nombrar el comportamiento y compartir cómo nos hace sentir, exigimos el cambio que deseamos ver (por ejemplo: “Por favor, baja la voz”, “No vuelvas a hacer comentarios como ese”, “Quita tu mano de encima”, “Deja de llamarme”) sin sentirnos obligadxs a pedirlo amablemente o decir por favor si no lo deseamos.
Esta técnica es una excelente opción por varias razones. En primer lugar, no deja lugar a dudas; Ambxs sabemos lo que está pasando aquí y no vamos a discutir sobre eso. En segundo lugar, alerta a posibles transeúntes sobre la situación. Finalmente, establece claramente un límite: “Estás haciendo esto. No quiero que lo hagas. Detente.” Si el comportamiento persiste, entonces sabemos que una persona no respeta nuestros límites ni se preocupa por nuestras necesidades (o no está prestando atención).
Lo que hagamos con esa información depende de nosotros.
Si estas estrategias parecen poder aumentar tu crecimiento personal y mejorar tus relaciones, románticas o de otro tipo, te invito a buscar ofertas de autodefensa de empoderamiento en tu ciudad o estado.
Sobre la autora
Toby Israeles la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Autodefensa. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global, Formadora de Instructoras, Credencial ESDP con la Association of ESD Professionals) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Publicado originalmente en Elephant Journal el 12 de febrero de 2024.
Desmantelar la masculinidad tóxica de adentro hacia afuera.
Son las 6 a.m. y estoy tomando café en mi balcón viendo cómo el cielo cambia de gris a azul.
Un poncho desgastado me protege del frío de la mañana. Instalada en mi propio espacio seguro en este nuevo hogar, estoy reflexionando sobre cómo la tranquilidad en las relaciones también me hace sentir bien, segura y, sí, sexy.
El peligro, cuando se trata de intimidad, no es sexy. O no creo que deba ser así. Es difícil desaprender después de toda una vida de consumir inconscientemente mensajes tácitos en la cultura popular que dicen exactamente lo contrario: programas de televisión, películas y bandas que venden protagonistas masculinos inquietantes, oscuros y peligrosos.
Las niñas pequeñas aprenden a idolatrar y fetichizar al vampiro literalmente sediento de sangre (hola, “Crepúsculo”), del mismo modo que los niños están aprendiendo a sexualizar a la mansa damisela en apuros (te estamos viendo, “50 sombras de Grey”).
En estas dinámicas de relación normalizadas (heteronormativas), cada parte juega con las fantasías cansadas y tremendamente obsoletas del otro.
Desafortunadamente para aquellxs de nosotrxs a quienes nos gustan las soluciones fáciles, la masculinidad tóxica no es algo que podamos identificar y descartar rápidamente.
Es un tejido complejo de deseos, expectativas, creencias limitantes y patrones de lenguaje y pensamiento en el que todxs estamos envueltxs desde nuestro nacimiento, y que debemos desmantelar de hilo tóxico en hilo tóxico. Está tejido a partir de la historia, la cultura y la religión, así como de nuestras acciones e interacciones diarias.
Es mucho más viejo que nosotros, una reliquia polvorienta que nunca pedimos heredar, pero ahora que está aquí en nuestro armario, tenemos una oportunidad:
Envolvernos en sus pliegues extrañamente reconfortantes (lo familiar casi siempre es cómodo y cálido, incluso cuando nos asfixia), o destrozarlo, quemarlo y crear algo mejor a medida que el humo se disipe.
Todxs somos responsables de reparar y defender el tejido de la masculinidad tóxica cuando comienza a deshilacharse bajo la presión de una inspección cuidadosa.
Cuidar (perpetuar) la masculinidad tóxica puede verse así:
>> Regalar “Crepúsculo” a una adolescente.
>> Creer (como mujer): “Si mi zona púbica no se parece a la de una niña de seis años, entonces no soy deseable”.
>> Decirle a nuestra pareja que cualquier cosa sobre su cuerpo natural (cabello, grasa, fluidos, etc.) es repugnante o vergonzoso.
>> Enseñar a nuestros hijos que cualquier cosa relacionada con sus deseos o cuerpos naturales (sexualidad, menstruación, defecación) es repugnante o vergonzoso.
>> Faltarle el respeto a los límites de alguien porque “no sabe lo que quiere”.
>> Bromear diciendo que ” ‘No’ significa ‘esforzarse más’ “.
>> Creer o sostener de alguna manera la noción de que existe el “trabajo de mujeres” y el “trabajo de hombres”.
>> Regurgitar estereotipos desgastados como “Los hombres de verdad no hacen XYZ”, “Las niñas no pueden XYZ” o cualquier otro anticuado, “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”: clichés de ese estilo.
>> Borrar las voces de las identidades de género marginalizadas.
>> Fetichizar la falta de seguridad en las relaciones íntimas o no íntimas.
Esa no es una lista exhaustiva. ¡Siéntete libre de agregar tus propios ejemplos!
El peligro no es sexy. La erosión de los límites no es sexy.
La adrenalina es (tal vez) sexy en el contexto de “Vamos a hacer paracaidismo juntos”, pero no en el contexto de “¿Este vampiro me va a besar o matarme?”.
¿Sabes qué es sexy? Comunicación, límites y acuerdos claros. Un “¡sí!” que surge del deseo, no del miedo o la coerción. La sensación de seguridad que proviene del consentimiento real.
“Crepúsculo” y “50 sombras de Grey” son sólo un par de fenómenos culturales tremendamente populares y favoritos personales para criticar, pero en realidad los culpables están en todas partes y, a menudo, son más sutiles. Los chistes “inofensivos”, los comentarios y críticas improvisados o los juicios desviados de familiares, amigos o socios pueden ser igual de dañinos, si no más.
Es fácil criticar a las celebridades y a los políticos; es mucho más difícil reconocer los sistemas profundamente arraigados del patriarcado (también el racismo, vale la pena mencionarlo) incrustados en nuestros propios cuerpos, corazones y mentes.
Desmantelar la masculinidad tóxica es un trabajo de adentro hacia afuera. Podría verse así:
>> Levantar la voz en contra de los chistes misóginos, racistas o de otro modo odiosos o violentos.
>> Celebrar en lugar de criticar decisiones personales que parecen diferentes a las nuestras.
>> Crear (y difundir) arte, música, cultura y medios que eleven a las poblaciones oprimidas, amplifiquen las voces marginalizadas y deconstruyan activamente los prejuicios abiertos o encubiertos.
>> Ser dueños de nuestros deseos, nuestro placer y nuestros límites sin vergüenza y con amor.
>> Honrar los deseos y límites de los demás, con respeto y amabilidad.
>> Deconstruir nuestros propios sistemas de creencias, nuestra sexualidad, nuestra comunicación, reconocer las semillas del patriarcado dentro de nuestro ser más profundo y eliminarlas cuando sea posible.
>> Reconstruirnos con intención y autoaceptación, reconociendo que somos productos de nuestra sociedad, y que nuestras creencias, sexualidad, deseos, lenguaje y límites son válidos, siempre que no causen daño.
Y finalmente: ¡podemos hacer estas conversaciones cada vez más comunes!
¿Cómo se manifiesta la masculinidad tóxica en tu experiencia del día a día? ¿Cómo la desmelas? ¡Me encantaría escuchar tu opinión en los comentarios!
Sobre la autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Autodefensa. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global, Formadora de Instructoras, Credencial ESDP con la Association of ESD Professionals) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Originally published in English at Elephant Journal on July 19, 2021.
Piel retraída debido a un masaje no deseado. Mandíbula bloqueada de sorpresa por un beso no consensual. Brazos cruzados sobre el pecho: piropo no solicitado. Sonrisa falsa, risa falsa, interés falso, orgasmo falso. La mayoría de las mujeres sabemos lo que se siente al fingir placer por miedo al (a la): reproche, venganza, ataque o ira. Yo lo sé.
Peor aún, he dudado de la voz de mi propio cuerpo que me dice lo que me hace sentir bien y lo que no, porque alguien (o la sociedad) me dijo lo que me debería gustar y lo que no. Seguramente todos, en algún momento o en muchos casos, hemos ajustado nuestros deseos (gustos, disgustos, placeres “culpables”, preferencias profesadas) para complacer, encajar o ceder ante otra persona, o ante alguien a quien amamos.
Como instructora holística de defensa personal y firme defensora de la autonomía de las mujeres, muy a menudo me preguntan qué me pasó para que me importe tanto. A diferencia de un tercio de las mujeres de todo el mundo (o quizás muchas más), yo no he sufrido violencia sexual directa. Sin embargo, estoy familiarizada con las formas más lentas y sutiles en las que las personas, los medios y la cultura pueden erosionar nuestra confianza en nosotras mismas, la confianza en nuestra intuición y la conexión con nuestro verdadero placer.
Facilito talleres donde las mujeres pueden practicar gritar “no”, establecer límites en juegos de rol y aprender a golpear con el talón de la mano en un espacio seguro y sanador. Pero también trato de dejar tiempo para gritar “sí”, para encarnar el placer y la conexión, y para recordar cómo suena nuestra voz interior cuando susurra “sí”, “no” o “todavía no lo sé”.Porque creo que para las mujeres—que históricamente hemos sido silenciadas, castigadas y minimizadas tanto en nuestro placer como en nuestro dolor—nuestro “sí” y nuestro “no” pueden ser igualmente radicales. Igualmente poderosos. Igualmente transformadores.
Como instructora de Empowerment Self-Defense (ESD), defino tanto la violencia como la autodefensa en una amplia gama.
Un ataque por parte de un extraño en la calle o en la playa es violencia. El abuso emocional es violencia. El acoso callejero es violencia. Como regla general, los humanos no aprendemos habilidades básicas para defendernos en ningún lugar de esta gama.
Nuestra metodología de autodefensa holística proporciona opciones y estrategias prácticas, tanto verbales como físicas, para enfrentarnos al riesgo, el peligro o la simple incomodidad de manera que respalden la seguridad y la agencia. En el mejor de los casos, creo que también puede mejorar nuestras interacciones cotidianas con la familia, amigos y socios, ayudándonos a identificar nuestras necesidades, deseos y límites, afinar nuestra intuición y hablar desde ella con confianza y poder.
En la autodefensa holística nos gusta utilizar la metáfora del semáforo para comprender los límites y los riesgos. Cuando estamos en verde todo está bien, normal, tranquilo. El cuerpo debe estar relajado, sin demasiada tensión, la respiración uniforme y el ritmo cardíaco a un ritmo natural de reposo. Una relación íntima, una amistad o un ambiente de trabajo deberían parecer verdes la mayor parte del tiempo, para la mayoría de nosotrxs. Este es un lugar saludable para nuestro sistema nervioso, un lugar donde puede ocurrir la sanación y el aprendizaje, porque el corazón y la mente están abiertas para recibir y conectarse.
Cuando estamos en amarillo, estamos en alerta. Notamos que algo no está bien, nos sentimos incómodxs o alguien está traspasando un límite personal. El cuerpo puede volverse más tenso, el ritmo cardíaco o la respiración pueden acelerarse y nuestra postura y lenguaje corporal muestran más conciencia. Y finalmente, cuando estamos en rojo, ya estamos en peligro y necesitamos aplicar principios de autodefensa (pensar, gritar, correr, luchar o decir/buscar apoyo) para mantenernos a salvo.
Es fundamental comprender que la autodefensa (holística) no comienza cuando estamos en números rojos. La autodefensa comienza cuando estamos en verde, con un proceso continuo de auto descubrimiento y exploración. Comienza por conocer nuestros límites, comprender lo que nos gusta y queremos y tener claro qué comportamientos no permitiremos.
Encuentra tu no, vive tu sí.
El lema de Mujeres Fuertes Autodefensa refleja nuestra creencia de que el camino hacia la sanación (a través de la autodefensa holística) debe incluir el autodescubrimiento, el placer, la vulnerabilidad y la conexión, así como los límites, la fuerza. y la autosuficiencia. Así como identificar lo “rojo” requiere que entendamos lo “verde”, nuestros límites tienen más sentido en contraste con nuestros deseos.
Estoy aprendiendo, poco a poco, a dar voz a mis límites y mis deseos, sin miedo, vergüenza ni menosprecio. Me siento cada vez más cómoda honrando los susurros de mi cuerpo, incluso cuando el ruido exterior casi los ahoga. Estoy empezando a perdonarme por las veces que no lo hice.
A lo largo de los muchos caminos entrelazados de mis viajes, trabajos y estudios, he buscado conexión y placer, pero no siempre supe cómo distinguir entre lo que venía de mi interior y lo que, intencional o inconscientemente, había sido forzado a entrar desde el afuera. Las herramientas que practico y enseño nos han ayudado a mí y a miles de participantes a escucharnos más atentamente, elegir cómo proceder con intención y poder y, finalmente, abrazar nuestra autonomía en todo la gama: del no al sí.
Es mi deseo que todxs podamos decir verdaderamente “sí” al placer, con la espalda fuerte y el corazón entero.
Sobre la autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Originally published in English in WOWzine Magazine, created by Women of the Wick.
Este año he visto por lo menos 3 retiros de autodefensa holística promocionados en las redes sociales. Ninguno ha sido de nosotres (Mujeres Fuertes).
En otro momento de mi vida, quizás me hubiera sentido ofendida… Me hubiera generado alguna incomodidad o disgusto ver a otres tomando “mi” cosa y haciéndola suya.
Por supuesto, los sistemas capitalistas tradicionales nos enseñan que cada una es dueña de su producción creativa, de sus ideas, de su metodología, o invención, o diseño original. Bajo este sistema, si alguien más obtiene ganancias de mi “cosa”, yo estoy perdiendo. No hay suficiente para todes.
Por supuesto que tengo que defenderla celosamente en ese caso, ¿no?
Pero he estado pensando últimamente en como este sistema capitalista tradicional es intrínsecamente patriarcal e individualista también.
Patriarcal porque los valores como la competencia y la posesión refuerzan las estructuras actuales de poder que están profundamente enraizadas. Individualista porque cuando me enfocomásen el beneficio que me da a mí, que en el que le da a mi comunidad o a les otres, quizás yo gane, pero la sociedad pierde.
Porque el mayor bien a mi comunidad es que hayan muchos, muchos retiros, cursos y talleres de autodefensa holística, que esta metodología sea accesible para TODES. Si lo hago yo sola, nunca voy a cumplir ese objetivo.
¿Qué sucede, entonces, si nos enfocamos no en las ganancias de una persona o una empresa, sino en el bien de la colectiva? La conversación cambia:
No solamente no me importa si más personas hacen (y sacan ganancias de) “mi” cosa; más bien
las invito a hacerlo con mucho entusiasmo, y
dejo de pensar como si fuese “mía”.
las invito a hacerlo con mucho entusiasmo, y
dejo de pensar como si fuese “mía”.
La autodefensa holística es, por naturaleza, feminista, colectiva, colaborativa, y anti-patriarcal. (No, eso no significa que odiamos a los hombres. ¡Ubícate por favor! Creemos que el patriarcado causa daño a todes, y buscamos co-crear un futuro diferente, basado en el respeto, la equidad y la no-violencia.)
La autodefensa holística es profundamente interdependiente del concepto de la red. Elegimos la colaboración por encima de la competencia. Porque nuestra seguridad depende de ella. Porque no podemos prosperar bajo el mismo sistema que nos ha oprimido. Porque creemos que algo mejor, más justo, más hermoso es posible, y está a nuestro alcance.
Y todas las que trabajamos en este campo – con Mujeres Fuertes, con RIA-LAC Abya Yala, con ESDG, o tantas otras organizaciones – ponemos nuestra misión compartida primero.
Tenemos en nuestras manos una metodología de prevención de violencia comprobada por las investigaciones académicas — y por millones de participantes en todo el mundo. Tenemos herramientas y conocimiento que queremos paratodas las personas.
¿Por qué quisiéramos guardar algo así para solo unas pocas?
Cuando tu “producto” es algo que puede cambiar vidas y sociedades, la competencia ya no tiene sentido.
Pero Toby, vas a decir,si eres tan anti-capitalista, ¿por qué cobran para los talleres y formaciones de autodefensa?Bueno, lastimosamente, vivimos todavía en un mundo que requiere fondos para pagar renta, comida, espacios de práctica, materiales de entrenamiento, etc etc. Si regalamos nuestro trabajo, tendremos que pasar más tiempo haciendo cosas queno sontalleres de autodefensa para cubrir esos gastos, lo cual significamenostiempo dedicado a nuestra misión.
Como siempre, ofrecemos becas, intercambios, o precios flexibles en casi todas nuestras actividades. No queremos que el precio sea una barrera para nadie… Pero ya no queremos pedirle trabajo gratis a nuestro increíble equipo.
No es suficiente estar segures. Queremos prosperar en red. Queremos ganarnos la vida en servicio a nuestra misión.
¡Y queremos que ustedes sean parte de ese camino! Síguenos en Instagram o Facebook, escríbenos por correo, únete a nuestro grupo de WhatsApp, o compartes nuestra nueva campaña de recaudación de fondos. Para ver cómo se expande este proyecto en los próximos meses. ¡Y ojalá que sea con amor y colaboración, y sin competencia!
Sobre la autora / About the author
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Toby Israel is the founder of Mujeres Fuertes Costa Rica. As an ESD instructor (Level 4, ESD Global & Trainer of Trainers) and yoga teacher, she facilitates retreats and workshops designed to inspire and transform through connection to our inner strength. She came to Costa Rica in 2017 for a Master’s degree from the University for Peace. She stayed for the sunshine, the papaya, and the community.
Self-Defense is Collaborative (La Autodefensa es Colaborativa)
Mission before Competition
This year I have seen at least 3 different holistic self-defense retreats going around social media. None of them have been through my project (Mujeres Fuertes).
At another moment of my life, maybe I would have gotten offended… Seeing other people taking “my” thing and making it theirs would have generated some sort of discomfort or displeasure.
Of course, traditional capitalist systems teach us that we are each the owner of our creative output, our ideas, our methodology, our invention, or our original design. Under this system, if someone else makes a profit off my “thing,” I am losing out. There is not enough for everyone.
In this case, of course I must jealously defend what is mine, right?
But I have been thinking lately about how this traditional capitalist system is also intrinsically patriarchal, and individualist.
Patriarchal because values such as competition and ownership reinforce existing structures of power, which are deeply embedded in both our external and our internal cultural landscape. Individualist because when I focusmoreon my personal benefit than on that of my community, maybe I win, but society loses.
Because it is to the greatest benefit to my community if there are many, many holistic self-defense retreats, courses and workshops—if this methodology is accessible to EVERYONE. If I work alone, I will never achieve that goal.
What happens then if we focus not on the benefits to one person or one company, but rather on the collective good? The conversation changes:
Not only do I not care if more people use (and profit from) “my” thing; I also:
enthusiastically invite them to do so, and
stop thinking about it as “mine.”
enthusiastically invite them to do so, and
stop thinking about it as “mine.”
Holistic self-defense is, by nature, feminist, collective, collaborative, and anti-patriarchal. (No, that doesn’t mean we hate men. Keep up, please! We believe that the patriarchy causes harm to all of us, and we seek to co-create a different future based on respect, equity, and non-violence.)
Holistic self-defense is profoundly interdependent with the idea of the collective. We choose collaboration over competition, because our safety depends on it. Because we cannot thrive under the same system that has oppressed us. Because we believe that something better, more just, more beautiful is possible, and it is within our reach.
And all of us who work in this field—with Mujeres Fuertes, with RIA-LAC Abya Yala, with ESD Global, or so many other organizations—put our shared mission first.
We have in our hands a research-backed violence prevention methodology proven by academic studies as well as millions of participants around the world. We have tools and knowledge that we wish forall people.
Why would we want to keep something like that for only a few?
When your “product” is something that can change lives and transform societies, then competition no longer makes sense.
But Toby, you’re going to say,if you are so anti-capitalist, why do you charge for your self-defense workshops and trainings?Well, unfortunately, we still live in a world that requires monetary resources to pay for rent, food, training spaces and materials, etc etc. If we gave away our work, we would have to spend more time doing things thatare notself-defense workshops in order to cover those costs, which would meanlesstime dedicated to our mission. (This is, incidentally, exactly what happens for many of us.)
As always, we offer scholarships, exchanges, or flexible pricing for just about all of our activities. We don’t want price to be a barrier for anyone… But we also don’t want to ask our incredible to team to work for free.
It is not enough to be safe. We want to thrive. We want to make a living in service to our mission.
La seguridad es un derecho humano. Tal como la soledad.
¿Viajar sola? Eso no es posible. Es muy peligroso. Las mujeres no deberían hacer eso. Nunca debes viajar sola. ¿Qué pasa si te secuestran? ¿No tienes miedo? Ve con alguien, un amigo, un compañero, idealmente un hombre.
Como mujer, he escuchado todos los argumentos posibles en contra de salir sola al mundo, que es grande y malo. Los temores y advertencias anteriores son solo la punta del iceberg.
Estas inquietudes no pretenden infundir miedo. Vienen de amigos, padres, tíos, amantes y lectores bien intencionados, personas que quieren verme sana y salva. Sin embargo, desde el principio me pareció injusto que yo tuviera que soportar la peor parte de la preocupación de mi familia mientras viajaba sola, mientras que mi hermano mayor se había ido primero sin mucho ruido. La doble moral siempre me irritó. Por supuesto que todo fue con amor, pero ese no es el punto.
¿Por qué todos se preocuparon tanto por mi seguridad y, sin embargo, nadie me sugirió que la tomara en mis propias manos?
El problema no se reduce tan fácilmente a unos pocos comentarios automáticos y fobias a viajar que son inducidas por Hollywood. Más bien el problema se evidencia en éstos consejos bien intencionadas, las cuales refuerzan un contrato social (ya obsoleto) que desalienta a las mujeres a disfrutar de las mismas libertades que disfrutan los hombres.
Hay una especie de fatalismo deprimente en descartar para siempre los viajes en solitario de las mujeres porque “el mundo es un lugar peligroso”, en vez de considerar, por un momento, que podría haber soluciones. Que pueden haber estrategias para la seguridad personal que no vengan a coartar la libertad y la aventura.
Durante la mayor parte de mis años de viajes en solitario, me las arreglé por instinto y valentía. “Fíngelo hasta que lo logres” fue mi respuesta cuando me perdí, me acosaron, me siguieron o me abordaron.Actúa como si supieras a dónde vas, como si no tuvieras miedo, como si fueras inquebrantable. La mayoría de la gente lo creerá. Eventualmente, tú también lo harás.
Y aunque esto funcionó, salí ilesa de una década de aventuras en solitario, todavía me faltaban algunas herramientas básicas no solo para mantenerme a salvo, sino también para disfrutar más de los viajes en solitario.
En 2018, sin embargo, aproveché la oportunidad de capacitarme como instructora de Autodefensa y Empoderamiento con ESD Global: una organización dedicada a la seguridad de las mujeres en todo el mundo. Al darme cuenta de que muchas mujeres anhelaban viajar solas, pero el miedo las detenía, decidí ofrecer algo más que palabras de consejo o aliento. Era el momento de las habilidades prácticas.
Desarrollado durante los últimos 50 años por practicantes de artes marciales femeninas y expertas en prevención de la violencia, ESD enseña una combinación clave de técnicas físicas y estrategias verbales para desescalar la violencia y establecer límites.
Era el eslabón perdido, una ventanilla única para mujeres que deseaban sentirse más seguras y libres en cualquier entorno. Después de casi cuatro años enseñando esta metodología en Centroamérica, puedo dar fe del poder transformador de descubrir nuestro propio fuego interior.Saber lo que nuestro cuerpo y nuestra voz pueden hacer, y confiar en que sabemos exactamente cómo usarlos, inculca y cultiva una valiosa base de confianza y autosuficiencia para las mujeres que viajan solas.
A continuación presento mis 5 estrategias favoritas para mantenerme a salvo mientras viajo, sin sacrificar un solo momento de gloria de mi aventura en solitario.
Escucha tu intuición
Con demasiada frecuencia, las mujeres internalizan el condicionamiento social de que todos los demás saben más sobre nuestros límites y nuestros cuerpos que nosotras mismas. De hecho, sabemos muy bien cuándo una situación es insegura y, por el contrario, cuándo podemos relajarnos y calmarnos.
La intuición es la voz suave que susurra en tu interior, “Sí”. “No.” “De esta manera, no de esa manera”. “Peligro.” “Estás a salvo.” El truco es aprender a escuchar y luego confiar en esa voz. Cuando estamos condicionadas a ignorar nuestro instinto, la intuición se siente ajena y poco práctica.
De hecho, es todo lo contrario. La intuición nos advierte cuando una persona, lugar o situación es potencialmente peligrosa. Puede sentirse como opresión en el pecho o el vientre, temblores en las manos o las piernas, zumbidos en la frente o una sensación general de tensión o deseo de cerrarse. Y nos guiará para saber cuándo confiar en nuevos amigos o sumergirnos en aventuras “arriesgadas”. Eso puede sentirse como apertura en el pecho, relajación o suavidad en el vientre o la mandíbula, o una sensación general de querer acercarse.Cuanto más prestemos atención a estos signos y nos involucremos con nuestra mente intuitiva, más aguda se volverá.
Podemos practicar la escucha de nuestra intuición de pequeñas maneras: comer cuando tenemos hambre, descansar cuando estamos cansadas, cambiar de posición o respirar profundamente cuando nuestro cuerpo lo pide, y con prácticas de atención plena como el yoga, la meditación, las artes marciales o el tiempo sin prisas en la naturaleza.
Entender “la entrevista”
La entrevista es un hecho bien documentado en la violencia de género, en el que un atacante potencial “entrevista” a una víctima potencial empujando lenta y progresivamente sus límites para ver si o cuando actuará en defensa propia.
Mientras que la cultura popular nos lleva a pensar que la violencia contra las mujeres es repentina e inesperada, la mayoría de los ataques son, de hecho, lentos y premeditados.
Cada paso de la entrevista es una oportunidad para establecer un límite: te siguen en la calle o en tu camino. Comienzan a hacerte preguntas personales en el autobús o en tu campamento. Te tocan de una manera que se siente incómoda. No respetan tu “no”.
A menudo esperaremos para estar “seguras” de las intenciones de una persona antes de establecer un límite estricto o expresar un “no” firme. El miedo a ofender o reaccionar de forma exagerada nos lleva a ignorar nuestras propias necesidades y nuestra propia intuición para evitar causar incomodidad. Esto es exactamente con lo que cuenta un posible atacante.Cuanto antes puedas identificar una situación de “entrevista” mientras sucede, más fácilmente podrás calmarte, hablar, escapar, buscar apoyo o mantenerte a salvo.
Usa tu voz
Sé ruidosa y asertiva, y no te disculpes. La mejor manera de detener “la entrevista” en seco es utilizar una de las armas más poderosas de nuestro arsenal: nuestra voz. Establecer límites claros y firmes puede disuadir a un posible atacante y reducir una situación potencialmente violenta antes de que comience. Tu intuición te dirá cuándo y cómo usar tu voz, ya sea estableciendo un límite con calma o gritando “NO” a todo pulmón.
Las mujeres a menudo aprenden desde una edad muy temprana a quedarse calladas, a jugar bien. Por lo tanto, se necesita práctica para superar este condicionamiento y entrenarnos para hablar cuando nos sentimos incómodas o inseguras. Sin embargo, es vital que lo hagamos. En una situación de intento de agresión, puede salvarnos la vida. (Nota: Usar la voz no se trata de pedir ayuda, aunque también podemos pedir el apoyo de los transeúntes si se siente como una opción.)
Activar la voz nos conecta con nuestro propio poder central, interrumpe la respuesta de “congelación” al peligro y también desalienta a un posible atacante).
Mantente (y quédate) alerta
Ya sea en la carretera, en el bosque o en casa en tu vecindario, la conciencia es clave para la seguridad personal. Permanecer alerta, sin necesidad de estrés o tensión, no solo nos ayuda a identificar el peligro o el riesgo mucho antes de que se convierta en una emergencia; también puede ayudarnos a orientarnos en un nuevo entorno, observar más detalles y belleza a lo largo de nuestro viaje y disfrutar de nuestra aventura con una presencia plena. A medida que dependemos cada vez más de la tecnología para la navegación y la comunicación, podemos sentir la necesidad de revisar nuestros teléfonos con frecuencia.Como viajera, lo mejor que puedes hacer es mantener la vista en alto, sin usar tu celular; lucir y actuar como si tuvieras confianza y tranquilidad, independientemente de cómo te sientas.
Mantener los hombros hacia atrás, la barbilla erguida, la mirada relajada y alerta, también tener los pies separados tiene dos propósitos: comunica al mundo exterior que tienes confianza y eres consciente (y lo estás). Y envía un mensaje a tu propio cerebro y cuerpo de que no tienes miedo de ocupar tu espacio, aumentando tu confianza en tí misma y seguridad a nivel celular.
Mantente en contexto
Pongamos el concepto de seguridad de las mujeres en contexto. Al menos el 90% de la violencia de género en todo el mundo es perpetrada por alguien conocido por la víctima. 59% por una pareja íntima. La narrativa del “peligro extraño” de la seguridad personal y la autodefensa ignora el panorama general: como mujeres, no corremos un mayor riesgo en el bosque o en la carretera. De hecho, puede que estemos más seguras allí. A pesar de la narrativa cultural sobre la seguridad personal, y todos los temores y advertencias que compartí anteriormente, viajar sola no es más peligroso que ser mujer en casa, en el trabajo o en una relación. Entonces, si las dudas sobre la seguridad te están frenando, o si tus amigos o familiares cuestionan tus opciones de viaje, puede ser útil considerar que el simple hecho de ser mujer es algo arriesgado.
Quedarte en casa no necesariamente te mantendrá a salvo, y tampoco lo hará permanecer cerca de amigos o personas importantes. A veces, estos pueden, de hecho, representar una amenaza mayor. Así que también podrías salir sola y vivir tu aventura.
(Si deseas profundizar más en este tipo de capacitación, te recomiendo explorar las clases de seguridad personal ESD o IMPACT en tu área).
Sobre la autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Originally published in English on Roofnest.Read the article in English here.
Puede ser la diferencia entre una reacción y una respuesta, entre la contracción y la expansión, entre la inacción y la acción. En el espacio amplio al final de la inhalación, todo se expande y las posibilidades se abren ante nosotros. En el vacío después de la exhalación, se cristaliza la claridad.
Después de explorar el “baile consciente en pareja” el mes pasado con los increíbles humanos detrás de CoCrea, me encontré pensando mucho enla “pausa sagrada”. En la danza, esta pausa puede ser una sola respiración, o incluso un microsegundo de quietud que nos permite escuchar nuestro propio cuerpo y el de nuestra pareja, permitiendo que de ahí surja el movimiento. Es un momento de belleza, sintonía y conciencia, rico en potencial. Y es un momento para reconectarnos con nuestro propio cuerpo y sus necesidades, dándonos la oportunidad de actuar en integridad con nuestro propio autoconocimiento.
Aquí es donde podemos llevar la pausa sagrada con nosotros de la danza a la autodefensa.
Ese mismo momento aparentemente insignificante de conciencia, cuando se aplica a una situación de peligro o violencia, puede cambiarlo todo. La pausa sagrada puede restaurar nuestro poder de actuar cuando nos encontramos en un estado adrenalizado o activado, ayudándonos a acceder a nuestra caja de herramientas de autodefensa, a pesar del miedo o la confusión.
En las clases holísticas de defensa personal de Mujeres Fuertes, a menudo animamos a nuestras participantes a respirar antes de practicar un golpe. También discutimos regularmente la importancia de tomarse el tiempo para revisarnos cuando una persona o situación nos hace sentir incómodas o inseguras. En ese momento, elegimos cómo queremos responder, si necesitamos establecer un límite, si preferimos levantarnos y alejarnos, etc. El miedo fácilmente puede nublar nuestro juicio y afectar nuestra coordinación; pausar nos ayuda a elegir, hablar y actuar con claridad.
De manera parecida, el contrato social y el condicionamiento social en torno a la “amabilidad” y la “cortesía” suelen mantenernos en lugares en los que en realidad no queremos estar. Utilizando la pausa para conectar con nuestra intuición y escuchando el cuerpo, podemos reconocer más fácilmente cuando una situación es “amarilla” o “roja”.
Desde una perspectiva informada por el trauma, la pausa sagrada (respirar y traer la conciencia de vuelta al momento presente) puede hacer la diferencia entre congelarse o actuar (gritar, correr, pelear, etc.) para defendernos. Cuando el sistema de alarma se activa en el cerebro, la mayoría de las personas inconscientemente recurren a su estrategia adaptativa: luchar, huir, congelarse, disociarse o complacer. Para muchxs, y especialmente para las mujeres, la respuesta de congelación/disociación/complacimiento es una estrategia de supervivencia bien perfeccionada.
“¿Y si me congelo?” es probablemente la pregunta más frecuente en nuestras clases de defensa personal.
Nadie puede garantizar romper la respuesta de congelación, ni deseamos descartarla por completo, ya que es en sí misma una estrategia de supervivencia. Sin embargo, sabemos que cuanto más practicamos el tomar una pausa, respirar y llevar la conciencia al cuerpo cuando se adrenaliza o se activa, más aumentamos nuestra capacidad de observarnos—y elegir una respuesta diferente.
Además, invitamos a nuestrxs participantes a reformular la congelación como “una espera activa”. El animal que se congela en la naturaleza cuando se acerca el peligro muchas veces procede a huir, o actúa de otra manera en autoconservación. La gente no es diferente. Entrenando nuestro cuerpo para respirar a través de la incomodidad o el miedo, notar nuestras reacciones instintivas y luego gritar, correr o pelear, acortamos la respuesta de congelación y nos preparamos para lo que sigue.
Cuantas más herramientas y opciones tengamos, más posibilidades se abrirán ante nosotrxs en la expansión que causa la pausa sagrada.
¿Por qué la pausa “sagrada”?
Porque para mí, cualquier cosa que nos conecte con nuestra sabiduría encarnada, intuición o conocimiento interior es una práctica mística. Cada vez que entramos en comunión con esa voz suave y clara que habla o baila desde nuestro centro, creo que estamos en una conversación con lo divino. ¿Y qué hay más sagrado que eso?
¿Cómo aplicas la pausa sagrada en tu vida, tus relaciones o tu trabajo creativo? ¡Me encantaría leer sus perspectivas!
Finalmente te invito a recordar la pausa sagrada cuando te sientas asustadx, incómodx, confundidx o abrumadx.
En la amplitud de este momento, todo es posible.
***
En las próximas semanas o meses, planeo aplicar la práctica de la pausa sagrada a este proyecto, Mujeres Fuertes Autodefensa. Hemos estado en movimiento casi constante desde nuestro primer retiro en 2018, siguiendo el flujo y crecimiento natural de este ecosistema, y respondiendo a todas las llamadas posibles de nuestras hermanas y aliadxs en toda la región.
El crecimiento espontáneo es algo hermoso—y, ya es hora de que respiremos un poco y nos conectemos con nuestra propia intuición.
En los próximos meses, ofreceremos menos talleres, pondremos los retiros en pausa y nos concentraremos en preparar nuestra segunda capacitación para instructores en septiembre [enlace]. Usaremos este tiempo para escuchar profundamente a las comunidades a las que servimos y al proyecto en sí mismo para comprender cuál movimiento está listo para surgir, cómo debemos crecer y cómo enfocar nuestra energía con mayor gracia.
Esperamos compartir este emocionante proceso con ustedes.
Sobre la Autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Toby Israel is the founder of Mujeres Fuertes Costa Rica. As an ESD instructor (Level 4, ESD Global & Trainer of Trainers) and yoga teacher, she facilitates retreats and workshops designed to inspire and transform through connection to our inner strength. She came to Costa Rica in 2017 for a Master’s degree from the University for Peace. She stayed for the sunshine, the papaya, and the community.
It can be the difference between reaction and response, between contraction and expansion, between inaction and action. In the spaciousness at the top of our inhale, everything expands and possibilities open before us. In the emptiness at the bottom of our exhale, clarity crystalizes.
After a week of exploring “mindful partner dance” with the amazing humans behind CoCrea, I found myself thinking a lot about the “sacred pause.” In dance, this pause can be a single breath, or even a micro-second of stillness that allows us to listen to our own body and our partner’s and allow movement to arise from there. It is a moment of beauty, attunement and awareness, rich with potential. And it is a moment to reconnect with our own body and its needs, giving ourselves the opportunity to act in integrity with our own self-knowing.
Here is where we can carry the sacred pause with us from dance into self-defense.
That same seemingly-insignificant moment of renewed awareness, when applied to a situation of danger or violence, can again change everything. The sacred pause can restore our agency and power when we find ourselves in an adrenalized or activated state, helping us to access our self-defense toolkit, in spite of fear or confusion.
In our holistic self-defense classes with Mujeres Fuertes, we often encourage participants to take a breath before practicing a strike. We also regularly discuss the importance of taking time to check in with ourselves when a person or situation makes us feel uncomfortable or unsafe. In this moment, we choose how we want to respond, if we need to set a boundary, if we would rather get up and walk away, etc. Fear can easily cloud our judgment as well as affect our coordination; pausing helps us choose, speak and act with clarity.
Similarly, the social contract and social conditioning around “niceness” and “politeness” often keep us in places we actually don’t want to be. Utilizing the pause to touch base with our intuition and listen to the body, we can recognize more easily when a situation is “yellow” or “red.”
From a trauma-informed perspective, the sacred pause—taking a breath and bringing awareness back to the present moment—can mean the difference between freezing or acting (yelling, running, fighting, etc) to defend ourselves. When the alarm system is activated in the brain, most people unconsciously default to their go-to adaptive strategy: fight, flight, freeze, flop, or fawn. For many, and especially women, the freeze/flop/fawn response is a well-honed survival strategy.
“What if I freeze” is probably the most frequent question in our self-defense classes.
No one can guarantee breaking the freeze response, nor do we wish to write it off entirely, as it is itself a survival strategy. However, we do know that the more we practice pausing, breathing and bringing awareness to the body when adrenalized or activated, the more we augment our capacity to notice—and to choose a different response.
Furthermore, we invite participants to reframe freezing as “active waiting.” The animal that freezes in nature when danger approaches often proceeds to run away or otherwise act in self-preservation. People are no different. Training our body to breathe through discomfort or fear, notice our instinctive reactions, and then yell, run, or fight, we curtail the freeze response and prepare ourselves for what follows.
The more tools and options we have, the more possibilities will open ahead of us in the momentary lift of the sacred pause.
Why “sacred”?
Because for me, anything that connects us with our embodied wisdom, intuition, or inner knowing is a mystical practice. Anytime we enter into communion with that soft, clear voice who speaks or dances from our center, I believe we are in conversation with the divine. And what is more sacred than that?
How do you apply the sacred pause in your life, relationships, or creative work? I would love to read your perspectives!
Finally I invite you to remember the sacred pause when you feel afraid, uncomfortable, confused, or overwhelmed.
In the spaciousness of this moment, everything is possible.
***
In the next weeks or months, I plan to apply the practice of the sacred pause to this project, Mujeres Fuertes Autodefensa. We have been in near-constant movement since our first retreat in 2018, following the natural flow and growth of this ecosystem, and answering every call possible from our sisters and allies across the region.
Spontaneous growth is a beautiful thing—and, it is long past time we took a few breaths and checked in with our own intuition.
In the next few months, we will offer fewer workshops, pause retreats, and focus on preparing our second instructor training in September. We will use this time to listen deeply to the communities we serve and to the project herself to understand what movement is ready to come through next, how we are meant to grow, and how to most gracefully focus our energy.
We look forward to sharing this exciting process with you.
“En este momento te siento realmente en tu energía masculina con este límite”.
Hace un buen tiempo, un amigo me dijo algo así cuando le expresé un límite durante un evento.
Fue esa energía “masculina” la que pareció dar en el punto: sabía que yo hablaba en serio. Su elección de palabras me molestó entonces, hace años, y todavía hoy el recuerdo está vivo en mí.
Creo que esas palabras se han quedado conmigo durante tantos años porque desde entonces las he escuchado repetidas o reflejadas de muchas maneras. Como instructora de Autodefensa Holística, trabajo mucho con los límites.
La gente me ha sugerido, sutilmente y abiertamente, que ayude a las mujeres a “conectarse con su energía masculina”, que establecer límites es un “atributo masculino” (¡y también lo son la ambición y la acción!), y que “el flow” es una cualidad particularmente femenina. Explicaré por qué creo que esto puede ser problemático.
Pasé la mayor parte de diciembre en el Lago Atitlán en Guatemala, rodeada de gente hermosa y colorida jugando en un Wonderland de movimiento y prácticas espirituales, muchas de las cuales me encantan. Sin embargo, estas comunidades y espacios a menudo se superponen en un Diagrama de Venn con lo que llamaré “Polarity Speak” (El lenguaje de la polaridad), y después de semanas de escuchar a la gente hablar de “su lado femenino” y “tu lado masculino” cómo si fuera cualquier cosa, siento el deseo de responder.
Polarity Speak utiliza el lenguaje de la polaridad (energía femenina y energía masculina, que gobiernan el universo pero trascienden cualquier concepto humano de género) para etiquetar los rasgos de personalidad socializados como “masculino” o “femenino”, fusionando así lo espiritual con lo social y perpetuando normas binarias de género.
No estoy en contra de la polaridad como concepto. Creo que todos tenemos un trabajo profundo que hacer para buscar las partes de nosotros mismos que hemos abandonado, llamarlas de vuelta e integrarlas en el tejido texturizado de nuestro ser. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la forma en que el uso descuidado del lenguaje puede reforzar sutilmente los estereotipos de género y, cuando se incorpora inconscientemente a una escala social y cultural, perpetuar los sistemas en los que florecen la violencia y el abuso.
Este es el por qué:
Para empezar, no estoy “en mi energía masculina” cuando establezco límites firmes, persigo activamente mis objetivos o enseño defensa personal. Y si crees que luchar no es “femenino”, entonces,
No has estado poniendo mucha atención a la naturaleza. Tus estereotipos binarios de género están perpetuando un sistema social en el que las mujeres y las niñas son socializadas para permanecer calladas y ser amables y pequeñas, su instinto natural de protegerse, pelear y gritar suprimido por la educación, la cultura popular y gente como tú diciendo que “se comporten como una dama” y,
Tal vez sea hora de considerar que “estar en tu flow” es un cumplido cargado, porque a veces es código para “tener límites débiles” o “ceder a los deseos de los demás, generalmente hombres”.
Para empezar, no estoy “en mi energía masculina” cuando establezco límites firmes, persigo activamente mis objetivos o enseño defensa personal. Y si crees que luchar no es “femenino”, entonces,
No has estado poniendo mucha atención a la naturaleza. Tus estereotipos binarios de género están perpetuando un sistema social en el que las mujeres y las niñas son socializadas para permanecer calladas y ser amables y pequeñas, su instinto natural de protegerse, pelear y gritar suprimido por la educación, la cultura popular y gente como tú diciendo que “se comporten como una dama” y,
Tal vez sea hora de considerar que “estar en tu flow” es un cumplido cargado, porque a veces es código para “tener límites débiles” o “ceder a los deseos de los demás, generalmente hombres”.
¿Estoy enojada por la super-abundancia de prejuicios de género y valores patriarcales arraigados escondidos en el discurso de polaridad consciente, todo lo cual veo correr desenfrenado en las redes sociales, en capacitaciones y retiros espirituales, y dentro de mis propios círculos cercanos de amigos? Sí, lo estoy.
(Ahí voy de nuevo, conectando con mi energía masculina con toda esta rabia intelectual… a menos que se vuelva histérico, entonces eso es 100 por ciento energía femenina, ¿no?)
Pero pregúntale a Kali sobre la ira. Pregúntale a Lilith. Pregúntale a Artemisa.
El divino femenino inventó la rabia y los límites firmes. Estos arquetipos femeninos bailan en los cimientos de mi trabajo de autodefensa y empoderamiento. Me animan con voces ni femeninas ni masculinas, un tenor más allá de la polaridad, más allá de los binarios. Enseñar a las mujeres a usar sus cuerpos y voces para protegerse no se trata de aprovechar su energía masculina; se trata de recordar su poder inherente. (No es necesario apoyarse en tropos cansados que asocian la masculinidad con la fuerza).
Este discurso de polaridad que me está molestando le gusta asociar el poder de una mujer exclusivamente con su sexualidad. Sí, recuperar la sexualidad y el placer, rechazar la culpa y la vergüenza que envuelvan los cuerpos y el sexo es revolucionario y poderoso.
Si, y también…
Y también, mis genitales y mi útero no son mi única fuente de poder, y ciertamente no mi única fuente de valor. El esquema de polaridad demasiado simplificado parece sugerir que lo “femenino empoderado” reside, únicamente, en la vagina. (Código para el mito milenario y siempre corrosivo: la fuerza física, mental o verbal es dominio de los hombres).
Durante décadas, la Autodefensa y Empoderamiento (ESD) ha buscado quebrantar los estereotipos de género dominantes con respecto a la fuerza física mediante la enseñanza de técnicas adaptadas a las fortalezas de los cuerpos de las mujeres (por ejemplo: caderas y piernas, técnica efectiva sobre la fuerza bruta).
El mensaje:
No tienes que ser más grande y más fuerte para ganar la pelea,
Todxs somos fuertes de diferentes maneras y,
Con el entrenamiento adecuado, una posición vulnerable puede transformarse en una posición de poder (por ejemplo, tumbado en el suelo).
No tienes que ser más grande y más fuerte para ganar la pelea,
Todxs somos fuertes de diferentes maneras y,
Con el entrenamiento adecuado, una posición vulnerable puede transformarse en una posición de poder (por ejemplo, tumbado en el suelo).
Sin embargo, recientemente, muchos de mis colegas y yo hemos comenzado a alejarnos lentamente del lenguaje de género. ¿Por qué? En primer lugar, no todos los agresores son hombres (aunque, sí, la mayoría de los perpetradores de violencia contra las mujeres lo son). En segundo lugar, no todas las víctimas son mujeres, y es hora de enseñar a todos los cuerpos cómo protegerse, a todas las edades. Y finalmente, no todas las participantes que se identifican como mujeres encajan necesariamente en el cuadro creado por la frase, “la fuerza de una mujer está en sus caderas”.
A medida que aprendemos más, buscamos hacerlo mejor. La inclusión hoy no se ve igual que hace 10 o incluso cinco años. Tampoco el discurso sobre temas de género, justicia social o prevención de la violencia.
El lenguaje del respeto y la comunicación consciente está evolucionando. Entonces, ¿por qué no la polaridad?
Me preocupo cuando veo viejas estructuras patriarcales de género y control disfrazadas de empoderamiento, sanación o relaciones “conscientes”. Me preocupa porque es innegablemente seductor y peligroso.
Esto es un poco una conjetura, pero es fácil imaginar cómo Bikram, Yogi Bhajan, Osho u otros líderes espirituales modernos podrían haber usado el lenguaje de la polaridad para manipular a sus víctimas. ¿Qué mujer no quiere ser una diosa evolucionada y sexy, dueña del flow y la entrega? No estamos muchas décadas más allá de los ideales binarios de los años 50 y 60, la mujer como una diosa materna, cariñosa, receptiva, y el hombre fuerte, masculino y proveedor.
Y oye, hay valor en conectarse con cada parte de nuestra experiencia humana: fuerza, intelectualidad, límites, ambición y acción… y también emoción, vulnerabilidad, entrega, fluidez y receptividad. Si alguien encuentra o facilita el crecimiento o la curación a través del trabajo de polaridad, sin causar daño a nadie, ¡bravo!
Pero si el truco de magia sintáctico de aislar lo “masculino” y lo “femenino” de sus raíces de género es realmente una fachada apenas velada para perpetuar los estándares de “masculinidad” y “feminidad” de siglos pasados… Next!
¿Qué viene después de la polaridad?
Sobre la Autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.
Toby Israel is the founder of Mujeres Fuertes Costa Rica. As an ESD instructor (Level 4, ESD Global & Trainer of Trainers) and yoga teacher, she facilitates retreats and workshops designed to inspire and transform through connection to our inner strength. She came to Costa Rica in 2017 for a Master’s degree from the University for Peace. She stayed for the sunshine, the papaya, and the community.
I’m Not “in my Feminine” & you’re Not “in your Masculine”—the Danger of Polarity Speak.
“I really feel you in your masculine right now with this boundary.”
A good while ago, a friend said something along those lines when I expressed a boundary to him during an event.
It was that “masculine” energy that seemed to drive it home—he knew I was serious. His choice of words nagged me then, years ago, and the memory is still alive for me today.
I think those words have stuck with me for so many years because I have since heard them repeated or reflected in many ways. As an empowerment self-defense instructor, I work a lot with boundaries.
People have suggested, subtly and outright, that I help women “connect with their masculine,” that boundary setting is a “masculine attribute” (and so are ambition and action!), and that “flow” is a particularly feminine quality. I’ll explain why I think this may be problematic.
I spent most of December on Lake Atitlán in Guatemala, surrounded by beautiful, colorful people playing in a wonderland of movement and spiritual practices, many of which I love. However, these communities and spaces often overlap in a stout Venn diagram with what I will call “polarity speak,” and after weeks of hearing “in her feminine” and “your masculine side” slung around with gleeful abandon, I feel called to respond.
Polarity Speak is utilizing the language of polarity (feminine energy and masculine energy, which govern the universe but transcend any human conception of gender) to label personality traits socialized as “male” or “female,” thus conflating the spiritual with the social and perpetuating binary gender norms.
I am not against polarity as a concept. I think there is deep work for all of us to do in seeking out the parts of ourselves we have abandoned, calling them home, and integrating them into the textured fabric of our being. I do, however, take issue with how the careless use of language can subtly reinforce gender stereotypes and—when unconsciously embedded at a social and cultural scale—perpetuate systems in which violence and abuse flourish.
Here’s why:
To begin with, I am not “in my masculine” when I set strong boundaries, actively pursue my goals, or teach self-defense. And if you think fighting is not “feminine,” then,
You have not been paying much attention to nature. Your binary gender stereotypes are perpetuating a social system wherein women and girls are socialized to stay quiet, be nice, and play small, their natural instinct for self-preservation, fighting, and yelling suppressed by education, popular culture, and people like you telling them to “act like a lady,” and,
Maybe it’s time to consider that “being in your flow” is a loaded compliment, because sometimes it is New Age code for “having flimsy boundaries,” or “ceding to the desires of others, usually men.”
To begin with, I am not “in my masculine” when I set strong boundaries, actively pursue my goals, or teach self-defense. And if you think fighting is not “feminine,” then,
You have not been paying much attention to nature. Your binary gender stereotypes are perpetuating a social system wherein women and girls are socialized to stay quiet, be nice, and play small, their natural instinct for self-preservation, fighting, and yelling suppressed by education, popular culture, and people like you telling them to “act like a lady,” and,
Maybe it’s time to consider that “being in your flow” is a loaded compliment, because sometimes it is New Age code for “having flimsy boundaries,” or “ceding to the desires of others, usually men.”
Am I pissed off by the superabundance of gender biases and entrenched patriarchal values couched in conscious polarity speak, all of which I see running rampant on social media, in spiritual trainings and retreats, and within my own close circles of friends? Yeah, I am.
(There I go again, in my masculine with all this intellectual rage…unless it becomes hysterical, then that’s 100 percent feminine, right?)
But ask Kali about anger. Ask Lilith. Ask Artemis.
The divine feminine invented rage and strong boundaries. These feminine archetypes dance at the foundations of my self-defense and empowerment work. They cheer me on with voices neither feminine nor masculine, a tenor beyond polarity, beyond binaries. Teaching women to use their bodies and voices to protect themselves is not about tapping into their masculine side; it is about remembering their inherent power. (Leaning on tired tropes associating masculinity with strength not required.)
This polarity-speak that is getting under my skin likes to associate a woman’s power exclusively with her sexuality. Yes, reclaiming sexuality and pleasure, rejecting guilt and shame around bodies and sex is revolutionary—and powerful.
Yes, and…
And, my genitals and my womb are not my only source of power, and certainly not my only source of value. Oversimplified polarity schema appear to suggest that the “empowered feminine” resides—only—in the vagina. (Code for the age-old and always corrosive myth: Physical, mental, or verbal strength is the domain of men.)
For decades, empowerment self-defense has sought to undermine dominant gender stereotypes regarding physical strength by teaching techniques tailored to the strengths of women’s bodies (think: hips and legs, effective technique over brute force).
The message:
You don’t have to be bigger and stronger to win the fight,
We are all strong in different ways, and,
With the right training, a vulnerable position can transform into a position of power (ie. Lying on the ground.)
You don’t have to be bigger and stronger to win the fight,
We are all strong in different ways, and,
With the right training, a vulnerable position can transform into a position of power (ie. Lying on the ground.)
Yet, recently I and many of my colleagues have begun to make a slow shift away from gendered language altogether. Why? First, not all attackers are men (even though, yes, most perpetrators of violence against women are). Second, not all defendants are women, and it is time to teach all bodies how to protect themselves, at all ages. And finally, not all participants who identify as women will necessarily fit into the curvy box created by the phrase, “a woman’s strength is in her hips.”
As we learn more, we seek to do better. Inclusivity today does not look the same as it did 10 or even five years ago. Neither does the discourse on gender issues, social justice, or violence prevention.
The language of respect and conscientious communication is evolving. So, why not polarity?
I worry when I see old, patriarchal structures of gender and control dressed up as empowerment, healing, or “conscious” relating. I worry because it is undeniably seductive—and dangerous.
This is somewhat conjecture, but it is easy to imagine how Bikram, Yogi Bhajan, Osho, or other modern spiritual leaders might have used the language of polarity to allegedly groom their victims. What woman doesn’t want to be a sexy, evolved goddess, mistress of flow and surrender? We are not so many decades beyond the binary ideals of the 50s and 60s, the woman as goddess-like, nurturing, receptive, and the man as strong, masculine, providing.
And hey, there is value in connecting with every part of our human experience: strength, intellectuality, boundaries, ambition, and action…and also emotion, vulnerability, surrender, flow, and receptivity. If someone finds or facilitates growth or healing through polarity work, without causing harm to anyone else, good on them.
But if the syntactic magic trick of isolating “masculine” and “feminine” from their gendered roots is really a thinly veiled front for perpetuating past centuries’ standards of “masculinity” and “femininity”…next.