
Nuestro SÍ es tan radical como nuestro NO.
Piel retraída debido a un masaje no deseado. Mandíbula bloqueada de sorpresa por un beso no consensual. Brazos cruzados sobre el pecho: piropo no solicitado. Sonrisa falsa, risa falsa, interés falso, orgasmo falso. La mayoría de las mujeres sabemos lo que se siente al fingir placer por miedo al (a la): reproche, venganza, ataque o ira. Yo lo sé.
Peor aún, he dudado de la voz de mi propio cuerpo que me dice lo que me hace sentir bien y lo que no, porque alguien (o la sociedad) me dijo lo que me debería gustar y lo que no. Seguramente todos, en algún momento o en muchos casos, hemos ajustado nuestros deseos (gustos, disgustos, placeres "culpables", preferencias profesadas) para complacer, encajar o ceder ante otra persona, o ante alguien a quien amamos.
Como instructora holística de defensa personal y firme defensora de la autonomía de las mujeres, muy a menudo me preguntan qué me pasó para que me importe tanto. A diferencia de un tercio de las mujeres de todo el mundo (o quizás muchas más), yo no he sufrido violencia sexual directa. Sin embargo, estoy familiarizada con las formas más lentas y sutiles en las que las personas, los medios y la cultura pueden erosionar nuestra confianza en nosotras mismas, la confianza en nuestra intuición y la conexión con nuestro verdadero placer.
Facilito talleres donde las mujeres pueden practicar gritar “no”, establecer límites en juegos de rol y aprender a golpear con el talón de la mano en un espacio seguro y sanador. Pero también trato de dejar tiempo para gritar "sí", para encarnar el placer y la conexión, y para recordar cómo suena nuestra voz interior cuando susurra "sí", "no" o "todavía no lo sé". Porque creo que para las mujeres—que históricamente hemos sido silenciadas, castigadas y minimizadas tanto en nuestro placer como en nuestro dolor—nuestro “sí” y nuestro “no” pueden ser igualmente radicales. Igualmente poderosos. Igualmente transformadores.

Como instructora de Empowerment Self-Defense (ESD), defino tanto la violencia como la autodefensa en una amplia gama.
Un ataque por parte de un extraño en la calle o en la playa es violencia. El abuso emocional es violencia. El acoso callejero es violencia. Como regla general, los humanos no aprendemos habilidades básicas para defendernos en ningún lugar de esta gama.
Nuestra metodología de autodefensa holística proporciona opciones y estrategias prácticas, tanto verbales como físicas, para enfrentarnos al riesgo, el peligro o la simple incomodidad de manera que respalden la seguridad y la agencia. En el mejor de los casos, creo que también puede mejorar nuestras interacciones cotidianas con la familia, amigos y socios, ayudándonos a identificar nuestras necesidades, deseos y límites, afinar nuestra intuición y hablar desde ella con confianza y poder.
En la autodefensa holística nos gusta utilizar la metáfora del semáforo para comprender los límites y los riesgos. Cuando estamos en verde todo está bien, normal, tranquilo. El cuerpo debe estar relajado, sin demasiada tensión, la respiración uniforme y el ritmo cardíaco a un ritmo natural de reposo. Una relación íntima, una amistad o un ambiente de trabajo deberían parecer verdes la mayor parte del tiempo, para la mayoría de nosotrxs. Este es un lugar saludable para nuestro sistema nervioso, un lugar donde puede ocurrir la sanación y el aprendizaje, porque el corazón y la mente están abiertas para recibir y conectarse.
Cuando estamos en amarillo, estamos en alerta. Notamos que algo no está bien, nos sentimos incómodxs o alguien está traspasando un límite personal. El cuerpo puede volverse más tenso, el ritmo cardíaco o la respiración pueden acelerarse y nuestra postura y lenguaje corporal muestran más conciencia. Y finalmente, cuando estamos en rojo, ya estamos en peligro y necesitamos aplicar principios de autodefensa (pensar, gritar, correr, luchar o decir/buscar apoyo) para mantenernos a salvo.
Es fundamental comprender que la autodefensa (holística) no comienza cuando estamos en números rojos. La autodefensa comienza cuando estamos en verde, con un proceso continuo de auto descubrimiento y exploración. Comienza por conocer nuestros límites, comprender lo que nos gusta y queremos y tener claro qué comportamientos no permitiremos.

Encuentra tu no, vive tu sí.
El lema de Mujeres Fuertes Autodefensa refleja nuestra creencia de que el camino hacia la sanación (a través de la autodefensa holística) debe incluir el autodescubrimiento, el placer, la vulnerabilidad y la conexión, así como los límites, la fuerza. y la autosuficiencia. Así como identificar lo “rojo” requiere que entendamos lo “verde”, nuestros límites tienen más sentido en contraste con nuestros deseos.
Estoy aprendiendo, poco a poco, a dar voz a mis límites y mis deseos, sin miedo, vergüenza ni menosprecio. Me siento cada vez más cómoda honrando los susurros de mi cuerpo, incluso cuando el ruido exterior casi los ahoga. Estoy empezando a perdonarme por las veces que no lo hice.
A lo largo de los muchos caminos entrelazados de mis viajes, trabajos y estudios, he buscado conexión y placer, pero no siempre supe cómo distinguir entre lo que venía de mi interior y lo que, intencional o inconscientemente, había sido forzado a entrar desde el afuera. Las herramientas que practico y enseño nos han ayudado a mí y a miles de participantes a escucharnos más atentamente, elegir cómo proceder con intención y poder y, finalmente, abrazar nuestra autonomía en todo la gama: del no al sí.
Es mi deseo que todxs podamos decir verdaderamente “sí” al placer, con la espalda fuerte y el corazón entero.
Sobre la autora
Toby Israel es la fundadora y facilitadora de Mujeres Fuertes Costa Rica. Instructora de defensa personal (Certificación Completa, ESD Global) y maestra de yoga, facilita retiros y talleres para inspirar y transformar a partir de la conexión con nuestra fuerza interior. Vino a Costa Rica en 2017 para sacar su maestría en la Universidad para la Paz. Se quedó por el sol, la papaya y la comunidad.

Originally published in English in WOWzine Magazine, created by Women of the Wick.
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