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Nuestro código de ética

La autodefensa holística—también conocida como autodefensa feminista,integral, o basada en el  empoderamiento— brinda herramientas para prevenir, interrumpir, afrontar y sanar el abuso, la violencia y el acoso. Asimismo, desarrolla habilidades para desafiar e interrumpir los abusos de poder, promoviendo  el fortalecimiento de la autonomía personal y comunitaria frente a contextos de violencia estructural. Quienes enseñan autodefensa abordan su labor desde una perspectiva feminista, antirracista, inclusiva en términos de género y discapacidad, orientada a la justicia social, reconociendo los factores sociales y sistémicos que generan y perpetúan la violencia.

 

Este Código de Ética (COE) establece los valores y principios éticos de la red Mujeres Fuertes Autodefensa, incluyendo a quienes enseñan, facilitan y practican esta disciplina. En este documento, se utilizarán de forma indistinta los términos que hacen referencia tanto a las  personas que imparten clases de autodefensa como a quienes  coordinan/dirigen organizaciones dedicadas a su enseñanza. Las siguientes pautas están dirigidas a las personas practicantes de autodefensa en su trabajo con estudiantes y sus familias, especialmente en contextos de enseñanza para jóvenes. 

Este Código surge de una construcción colectiva basada en experiencias compartidas  en procesos de enseñanza, reflexión, acompañamiento y organización. Las normas éticas aquí descritas están diseñadas para ser adoptadas y aplicadas voluntariamente por personas instructoras y organizaciones afines, como parte de un compromiso político y ético que fortalezca la práctica de la autodefensa en nuestras comunidades. Estas normas representan nuestra corresponsabilidad en la construcción de una red segura y alineada con nuestros valores. Cada integrante de la red de autodefensa se compromete como cuidador y promotor de estos principios.

Antecedentes

La autodefensa holística tiene sus raíces en los movimientos de justicia social, racial y de género. Su propósito es ofrecer estrategias y habilidades de seguridad a personas expuestas a diversas formas de violencia, incluyendo personas con discapacidades, personas LGBTQ+, personas racializadas y mujeres. La autodefensa tiene como objetivo que cada  persona pueda vivir una vida plena sin que la violencia o el abuso limiten su autonomía, y que confíe en su propio juicio. Las personas  facilitadoras de autodefensa enseñan habilidades y estrategias que amplían las opciones de las personas, en lugar de restringirlas. Los programas de autodefensa fomentan que cada  estudiante  tome decisiones que se ajusten a su vida y contexto, en lugar de imponer reglas rígidas o universales.

La adopción de este Código de Ética implica el compromiso de actuar con integridad, entendida como:

  • Elegir nuestras acciones en función de valores y hechos, priorizando el bienestar colectivo sobre intereses personales.

  • Tratar a los demás con respeto y comunicarnos de manera honesta, fomentando una cultura de confianza, apertura y cuidado mutuo.

  • Garantizar que estudiantes y personal puedan participar en nuestros programas de manera libre y plenamente informada, asegurando que el consentimiento sea continuo y sin presiones.

  • Reconocer y asumir la responsabilidad de nuestras decisiones, sus impactos, y nuestras relaciones de poder que generamos o sostenemos.

  • Estar abiertos al aprendizaje, la reflexión y la retroalimentación, ajustando nuestras prácticas cuando sea necesario para alinearnos con principios de justicia y equidad.

  • Actuar con coherencia entre lo que decimos, lo que enseñamos y lo que practicamos.

  • Comprometernos con la formación continua, reconociendo que nuestras prácticas deben evolucionar en diálogo con los contextos, las experiencias y los aprendizajes colectivos.

PRINCIPIOS ÉTICOS

Los principios éticos para las personas facilitadoras de autodefensa se agrupan en cinco categorías:

Seguridad física y emocional

Nos comprometemos a crear espacios de aprendizaje seguros, donde las personas puedan explorar y fortalecer sus habilidades sin temor al juicio, la coerción o el daño. Fomentamos un ambiente de respeto y cuidado mutuo, atendiendo tanto la seguridad física como el bienestar emocional de quienes participan en nuestros programas.

Integridad financiera

Administramos nuestros recursos con honestidad y responsabilidad, asegurando que nuestras prácticas financieras sean justas, claras y alineadas con nuestros valores. Nos comprometemos a ser transparentes con estudiantes, colegas y organizaciones respecto a costos, financiamiento y gestión de recursos.

Accesibilidad, inclusión, empoderamiento y justicia social

Nos esforzamos por eliminar barreras que impidan la participación de cualquier persona en nuestros programas. Adaptamos nuestras prácticas para incluir diversas identidades, experiencias y capacidades, reconociendo las desigualdades estructurales que afectan a muchas comunidades. Nuestra enseñanza está orientada a fortalecer la autonomía y el empoderamiento de cada persona, respetando sus decisiones y circunstancias.

Competencia profesional

Nos comprometemos a mantener y mejorar nuestras habilidades y conocimientos a través de la formación continua, la retroalimentación y la reflexión crítica. Reconocemos nuestras limitaciones y buscamos apoyo o derivamos a especialistas cuando es necesario.

Límites profesionales

Respetamos los límites profesionales en nuestras relaciones con estudiantes, colegas y organizaciones. Evitamos conflictos de interés, aseguramos el consentimiento informado y nos responsabilizamos por el impacto de nuestras acciones. Nos comunicamos de manera honesta y transparente, aceptando la retroalimentación y corrigiendo errores cuando sea necesario.

Responsabilidad comunitaria y rendición de cuentas

Reconocemos que nuestro trabajo no ocurre en aislamiento, sino dentro de comunidades vivas y diversas. Las instructoras de autodefensa tienen la responsabilidad de mantenerse abiertas a la retroalimentación, reflexionar sobre los impactos de sus acciones y, cuando sea necesario, rendir cuentas de forma restaurativa y respetuosa.

Confidencialidad y resguardo de información sensible

Nos comprometemos a proteger la información personal, emocional o histórica que las estudiantes compartan en el contexto de los talleres o procesos de formación, siempre priorizando su consentimiento y seguridad. Solo se comparte información si es necesario y con autorización explícita.

Cuidado colectivo y sostenibilidad personal

La práctica de la autodefensa se sostiene a través del cuidado mutuo. Fomentamos una cultura en la que también cuidamos de nuestra salud física, emocional y mental como docentes, evitando reproducir modelos de exigencia, explotación o aislamiento.

SEGURIDAD FÍSICA Y EMOCIONAL

Límites profesionales y prevención del abuso

Las personas instructoras de autodefensa tienen la responsabilidad de mantener entornos de formación y organizacionales libres de acoso, abuso o cualquier otra forma de violencia hacia estudiantes, personal y personas aliadas en la comunidad. Este estándar ético no pretende prohibir relaciones entre adultos con consentimiento mutuo, sino prevenir dinámicas de abuso para así poder garantizar la seguridad, el respeto y el bienestar de todas las personas involucradas.

 

Relaciones interpersonales y límites éticos

Las personas instructoras de autodefensa no deben incurriren acoso sexual ni establecerrelaciones sexuales o íntimas con estudiantes o personal en formación.

La relación entre estudiante y docente implica una diferencia de poder que favorece a quien enseña; por ello, se establecen límites claros para prevenir dinámicas de coerción, desigualdad o explotación.

 

Está estrictamente prohibido que instructores mantengan relaciones sexuales o íntimas con ex estudiantes que fueron menores de edad al momento de la formación.

En el caso de ex estudiantes adultos, se recomienda un período mínimo de espera de seis meses  después de la finalización de la relación docente-estudiante antes de entablar una relación amorosa o sexual, para que se considere ético cualquier tipo de acercamiento sexoafectivo.

En organizaciones dirigidas por personas que son pareja o amigas cercanas, se deben establecer políticas escritas y mecanismos de comunicación claros para asegurar que estas relaciones sean equitativas, profesionales y consensuadas.

Consentimiento y contacto físico

Las personas instructoras de autodefensa respetan los límites físicos y emocionales de cada persona. Todo contacto debe tener un propósito claro: ya sea educativo (para la enseñanza de una técnica) o de apoyo (para brindar seguridad o contención en un momento difícil).

Antes de establecer cualquier contacto físico, se debe solicitar y obtener el consentimiento de manera explícita. Así mismo deben ofrecerse alternativas a quienes no deseen participar en ejercicios que impliquen contacto físico, sin que esto afecte su derecho a participar plenamente en el proceso de aprendizaje.

Accesibilidad y manejo del trauma

Las habilidades físicas enseñadas deben ser accesibles y adaptables para estudiantes con diferentes capacidades, contextos  y necesidades.

 

Las personas instructoras de autodefensa deben contar con formación en enfoques informados en trauma,que les permitan reconocer signos  de activación traumática y responder de manera ética, cuidadosa y respetuosa. Esta preparación es fundamental para garantizar un entorno seguro y de contención para todas las personas participantes.

Interacciones seguras y prevención del abuso

Las personas instructoras de autodefensa se comprometen a cultivar relaciones seguras y saludables mediante interacciones basadas en el respeto, el consentimiento y el cuidado mutuo. Para ello, se abstienen de realizar acciones que vulneren la integridad de otras personas, tales como:

  • Violar límites personales ni ignorar el consentimiento.

  • Ofrecer o aceptar regalos inapropiados.

  • Aislar a individuos del grupo.

  • Ridiculizar, intimidar o insultar a cualquier participante.

Toda interacción entre una persona instructora de autodefensa y una persona menor de edad debe ser siempre observable, interrumpible y transparente.

 

Respuesta a denuncias de abuso

Cuando una persona llega a una clase de autodefensa, lo hace buscando algo más que técnicas físicas: busca seguridad, confianza, y, en muchos casos, una forma de sanar Por eso, quienes enseñan autodefensa tienen la una responsabilidad  ética de fundamental: crear un espacio seguro, tanto física como emocionalmente. 

 

Si durante una clase alguien comparte una experiencia de abuso, o si o si surge una sospecha de que alguien está en riesgo, es fundamental actuar con sensibilidad, respeto y un enfoque informado en trauma. La respuesta nunca debe ser improvisada, debe estar guiada por un compromiso firme con el cuidado y la protección de cada persona.  

 

En estos casos, la organización debe tener políticas claras: no se permite ningún tipo de represalia contra quienes denuncien abusos, agresiones o conductas inapropiadas.

Además, en este camino de empoderamiento, el estudiantado tiene derecho a cuestionar, proponer cambios o señalar prácticas con las que no se sienten cómodas o seguros. Y esto debe poder hacerse sin miedo a ser excluidas, intimidadas o desacreditadas.

 

Si una denuncia involucra a un miembro del equipo, ya sea personal o voluntario, debe suspenderse de cualquier contacto con menores o estudiantes mientras se realiza una investigación o se inicia un proceso de justicia restaurativa o transformadora.  

Si lo denunciado constituye un delito, es fundamental acudir a las autoridades competentes. Esto no solo protege a las personas afectadas, sino que garantiza un proceso transparente y justo.

 

Cualquier proceso —sea legal, restaurativo o interno— debe estar diseñado para proteger la integridad de quienes lo atraviesan. Eso implica contar con mecanismos imparciales, facilitadores externos cuando sea necesario, y siempre, siempre, actuar desde el cuidado, la empatía y el conocimiento del trauma.

INTEGRIDAD FINANCIERA

Las personas facilitadoras de autodefensa reconocen que el tiempo, la energía y la presencia de cada persona son recursos valiosos e invaluables. Partimos del principio de que el dinero es una herramienta, pero no la única forma de valorar la participación ni el compromiso. Por ello, en la medida de lo posible, buscamos que los programas sean accesibles a todas las personas, independientemente de su situación económica. Esto puede implicar el uso de tarifas escalonadas, becas parciales o totales, descuentos o dinámicas de intercambio y colaboración  que valoren diversos aportes.

 

Política de pagos clara y transparente:

 

Las personas facilitadoras de autodefensa no deben ejercer presión alguna para que las personas participantes realicen pagos. Toda contribución económica debe ser voluntaria, consensuada y libre de  coacción o manipulación.

 

Las tarifas, así como las  políticas de reembolso y cancelación deben ser comunicadas por escrito de manera clara y comprensible antes de la inscripción en cualquier programa.

 

Estas condiciones deben respetarse durante todo el proceso formativo, y no pueden modificarse sin previo aviso. Cualquier cambio en las tarifas o condiciones deberá ser notificado con suficiente antelación y con la posibilidad de reembolso si la persona participante decide no continuar debido a los cambios realizados.

 

Prohibición de prácticas financieras inapropiadas:

 

Las personas facilitadoras de autodefensa no deben solicitar dinero prestado a las personas participantes ni a sus familias, ni promover inversiones personales en programas de autodefensa.

 

No se debe permitir que se promuevan negocios con fines de lucro relacionados con la autodefensa dentro del espacio educativo. Cualquier acción que implique confusión entre el rol de instructor y el de vendedor o promotor de un negocio privado es contraria a las normas éticas.

 

La integridad financiera exige que las relaciones económicas entre  entre facilitadoras y participantes se mantengan dentro de límites profesionales, transparentes y con la finalidad exclusiva de cubrir los costos del programa formativo.

ACCESIBILIDAD, INCLUSIÓN, EMPODERAMIENTO Y JUSTICIA SOCIAL

Inclusión de personas trans, no binarias y de género no conforme:

Las personas facilitadoras de autodefensa dan la bienvenida a personas trans, no binarias y de género no conforme, y se comprometen a respetar  sus identidades mediante el uso adecuado de pronombres y un trato digno.

Las clases se adaptan para abordar las formas específicas de las  violencias que enfrentan estos grupos,asegurando que las estrategias de autodefensa sean inclusivas, accesibles y relevantes para sus experiencias.

 

El respeto y la validación de identidades son pilares fundamentales para crear entornos seguros y empoderadores dentro de  los programas de autodefensa.

 

Políticas antirracistas en las organizaciones de autodefensa:

Las organizaciones y facilitadoras independientes de autodefensa, deben comprometerse a implementar políticas y acciones concretas que promuevan la justicia racial.  

Estas acciones pueden incluir —aunque no se limitan a— las siguientes:

  • Reclutamiento y capacitación de personas racializadas para ocupar roles de liderazgo dentro de la organización y participación durante las facilitaciones, garantizando que las voces y perspectivas de todas las personas sean centrales en el desarrollo y la toma de decisiones.

  • Formación continua en justicia social para el personal, asegurando que los instructores y miembros del personal reciban formación continua sobre temas de racismo, privilegio y cómo aplicar un enfoque antirracista en su enseñanza y prácticas.

  • Desarrollo de programas específicos dirigidos a comunidades racializadas, que reconozcan sus experiencias de violencia estructural y la necesidad de estrategias de autodefensa adaptadas a las realidades vividas por estas comunidades.

 

Uso de un lenguaje explícitamente antirracista:

Las personas facilitadoras de autodefensa deben utilizar un lenguaje explícitamente antirracista, evitando términos y actitudes que refuercen estereotipos raciales.

Deben desafiar activamente los prejuicios y suposiciones racistas en torno a la seguridad y el peligro, reconociendo que la violencia y la amenaza a la seguridad no afectan a todas las personas de la misma manera debido a las diferencias estructurales de raza y etnia.

 

Además, se comprometen a crear un espacio inclusivo y seguro donde se cuestionen y desmantelen las ideas preconcebidas sobre la seguridad de las personas racializadas, ofreciendo un entorno en el que puedan aprender y practicar autodefensa sin miedo al racismo o la discriminación.

COMPETENCIA PROFESIONAL

Compromiso con la educación continua:

Las personas facilitadoras de autodefensa se comprometen a mantener una educación continua en áreas clave que les permitan ofrecer un aprendizaje seguro, efectivo y relevante. Esto incluye, pero no se limita a:

  • Enseñanza informada en trauma: Los docentes adquieren conocimientos y habilidades para comprender y abordar los efectos del trauma en los estudiantes, garantizando un enfoque sensible y respetuoso para todas las personas, especialmente aquellas que han experimentado violencia o abuso.

  • Mejores prácticas en habilidades físicas, verbales y no verbales: Se mantienen actualizados sobre las mejores técnicas y métodos para enseñar habilidades de autodefensa, tanto físicas (como el uso de técnicas de defensa personal), como verbales (comunicación efectiva y estrategias de desescalada), y no verbales (posturas de poder, lenguaje corporal).

  • Justicia racial, de género y discapacidad: Las personas docentes se capacitan de manera continua en temas relacionados con la justicia social, como la igualdad racial, de género y la inclusión de personas con discapacidad, con el fin de crear un entorno de aprendizaje inclusivo y equitativo para todos los estudiantes.

 

Enseñanza dentro del área de formación y experiencia:

Las personas instructoras de autodefensa enseñan únicamente dentro de su área de formación y experiencia, garantizando que las técnicas, estrategias y enfoques ofrecidos sean sólidos, seguros y apropiados.

Cualquier intento de enseñar fuera de su área de competencia puede poner en riesgo la seguridad de los estudiantes y la calidad de la enseñanza.  Derivan lo que no saben, o no manejan, a un profesional (por ejemplo, un psicólogo).

Uso de habilidades basadas en evidencia científica:

Las personas docentes de autodefensa enseñan habilidades basadas en evidencia científica y en investigaciones actualizadas.

Se comprometen a actualizar sus currículos regularmente para reflejar los últimos avances en el campo de la autodefensa, la psicología del trauma, las estrategias de intervención y la justicia social, asegurando que los estudiantes reciban la mejor formación posible.

LÍMITES PROFESIONALES

  1. Los docentes de autodefensa son responsables de sus propias necesidades personales y profesionales, sin trasladar esa carga a los estudiantes.
     

  2. Los estudiantes no son responsables del bienestar emocional o físico de los docentes.
     

  3. Los docentes comparten información personal solo si tiene un propósito educativo.
     

  4. Los docentes mantienen la confidencialidad de los estudiantes y no comparten información personal sin su consentimiento.
     

  5. Los docentes no venden listas de contactos ni comparten información personal de los estudiantes sin su autorización.

Responsabilidad personal y profesional:

 

Las personas docentes de autodefensa son responsables de sus propias necesidades personales y profesionales, asegurándose de que sus preocupaciones emocionales, físicas o profesionales no interfieran con su capacidad para enseñar de manera efectiva.

 

Los docentes deben buscar herramientas y espacios para trabajar su salud mental y emocional, por ejemplo apoyo profesional como terapeutas o consejeros, y no deben trasladar esas responsabilidades a los estudiantes, creando un espacio seguro y saludable para todos.

 

Responsabilidad de los estudiantes:

 

Las personas estudiantes no son responsables del bienestar emocional o físico de los docentes. Es crucial que los docentes establezcan límites claros para evitar que los estudiantes sientan que deben cuidar de su bienestar o gestionar sus emociones.

 

Este principio asegura que la relación docente-estudiante esté centrada en la enseñanza y el aprendizaje, sin roles invertidos ni expectativas indebidas.

 

Uso de información personal con fines educativos:

 

Las personas docentes sólo comparten información personal cuando esta tenga un propósito educativo, y siempre de manera apropiada y en el contexto adecuado.

 

La divulgación de detalles personales debe ser manejada con transparencia y respeto, asegurándose de que la información compartida sea relevante y no viole los límites de privacidad.

 

Confidencialidad de los estudiantes:

 

Las personas docentes mantienen la confidencialidad de los estudiantes y no comparten información personal sin su expreso consentimiento.

 

Esta norma protege la privacidad de los estudiantes, asegurando que se sientan seguros al compartir experiencias personales dentro del contexto del programa de autodefensa.

 

Protección de la información personal:

 

Las personas docentes no venden ni comparten listas de contactos ni cualquier otra información personal de los estudiantes sin su autorización explícita.

 

La integridad profesional incluye la protección de la privacidad de los estudiantes, y cualquier intercambio de datos debe ser consensuado, informado y orientado a la mejora del proceso de aprendizaje, nunca con fines de lucro o beneficio personal.

 

En Costa Rica, este principio también se encuentra respaldado por la Ley de Protección de la Persona frente al Tratamiento de sus Datos Personales (Ley N.º 8968), que establece los derechos de las personas sobre su información personal, así como las obligaciones de quienes la recolectan o gestionan.

Apéndices

Que se entiende por abuso de poder:

 

En el marco de este Código de Ética, el abuso de poder se entiende como cualquier uso indebido de una posición de autoridad, liderazgo o influencia para obtener beneficios personales, controlar, intimidar, manipular o silenciar a otra persona dentro de un contexto pedagógico, organizacional o comunitario. Este abuso puede ser físico, emocional, simbólico, económico o sexual, y no requiere violencia explícita para generar daño. Reconocemos que en relaciones marcadas por desequilibrios de poder, el consentimiento puede verse comprometido; por eso, actuamos con especial cuidado y responsabilidad ética en nuestros vínculos y prácticas.

Procedimiento de cómo abordar situaciones de abuso: 

  1. Los estudiantes de autodefensa tienen derecho a cuestionar o desafiar cualquier enseñanza, práctica o decisión organizacional sin sufrir represalias, intimidación o exclusión.

  2. Se procurará suspender al miembro del personal o voluntario de cualquier contacto con menores mientras se investiga o se lleva a cabo un proceso de justicia restaurativa o transformadora. 

  3. Se debe realizar la denuncia a las autoridades correspondientes si la denuncia involucra un delito. Esto asegura que el proceso sea manejado de manera transparente y que se proteja a las personas afectadas.

  4. “Toda investigación o proceso de abordaje deberá priorizar la seguridad física y emocional de las personas involucradas y contar con mecanismos imparciales, informados en trauma, y, en caso necesario, facilitados por personas o equipos externos.”

  5. Si la denuncia de abuso es contra el dueño de una organización de autodefensa o el director ejecutivo de una ONG de autodefensa, deben existir medidas adicionales para garantizar su posible destitución mientras dure la investigación.

  6. En casos donde un niño no pueda regresar de manera segura a su hogar, los docentes de autodefensa deben derivar el caso de inmediato a servicios de protección infantil, asistencia social o redes de apoyo comunitarias (9-1-1, policía o servicios sociales, si se identifican indicios de abuso o negligencia). No exponer ni interrogar al menor más allá de lo necesario para garantizar su seguridad, dejando la investigación en manos de profesionales capacitados. 

 

Lenguaje antirracista en contexto de autodefensa:

"Mi cuerpo es digno de respeto, siempre, en todos los territorios y con cualquier tono de piel."

→ Afirmación que desafía el racismo estructural y valida la autonomía corporal.

"La violencia también se manifiesta en el silencio y en el miedo impuesto por siglos de opresión. Defenderme es también sanar."

→ Conecta la autodefensa con la memoria colectiva de comunidades racializadas.

"No estoy exagerando. Estoy poniendo límites en un mundo que a veces no me escucha por mi color de piel o mi origen."

→ Visibiliza el racismo cotidiano y valida la reacción como legítima.

"Autodefensa es también proteger mi identidad, mis raíces y mi forma de estar en el mundo."

→ Amplía la autodefensa más allá del plano físico, incorporando la dimensión cultural.

"Nos enseñaron a callar, a no incomodar. Pero nuestra voz también es una forma de defensa."

→ Reconoce el silenciamiento histórico y promueve la expresión como herramienta de poder.

Contactos

Dudas sobre el trauma - Deb, Fran, o Magdalena

Dudas sobre Mujeres Fuertes Autodefensa - Toby / mujeresfuertescostarica@gmail.com

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