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  • Foto del escritorMujeres Fuertes Costa Rica

La Niña Buena



Consejos para mí y para vos que empezaste a ser niña mala


Fui criada, educada y motivada con valores que me guiaron hacia el comportamiento de una "niña buena", y no lo considero una queja; comprendo que lo hicieron para asegurarse de que tuviera las herramientas necesarias para enfrentar la vida como la sociedad “manda”.


Nos damos cuenta que una mujer fue enseñada a ser “buena” cuando permanece en silencio la mayoría del tiempo, sin alzar la voz o expresar opiniones de manera contundente. Es una niña, adolescente o mujer cuidadosa, pulcra y que evita ensuciarse. Posee una sonrisa constante y una cara simpática. Se espera que esté disponible para las demás personas, sirviendo cuando es necesario, y que mantenga una apariencia física delicada, incluso cerrando las piernas.


Te reto a que imaginés a una niña inadecuada, y notarás que no la encontrarás en mi descripción, llegando incluso a sentir cierta incomodidad al intentar hacerlo.


Tras vivir diversas experiencias, sumergirme en la lectura de varios libros de desarrollo personal y feminismo y participar en el taller de Autodefensa Holística de Mujeres Fuertes, he descubierto métodos, herramientas y formas de expresión que me han permitido abrazar mi lado de la “niña mala”.


Aprendí a escuchar mis necesidades y establecer límites claros, identificando dónde no deseo estar y con quiénes no debería compartir mi tiempo de manera más definida. Desarrollé la habilidad de decir no, de discernir dónde no quiero estar y con quién no quiero relacionarme, de una manera más clara y precisa. Por mencionar algunas cosas, en el proceso sigo evolucionando.


Ahora, he cultivado la capacidad de escuchar mi intuición y, lo que es aún más importante, de seguir sus indicaciones. He adquirido herramientas para distanciarme, para alejarme de situaciones donde no me siento valorada, y para compartirme solo en lugares donde mi autenticidad es apreciada.



Me he vuelto consciente de mi poder interno y de mi capacidad para expresar lo que siento en lo más profundo de mi corazón.


Sin embargo, en este proceso también he experimentado miedo, rechazo y dolor. Me he encontrado con personas en mi camino que se molestan ante mis límites, gente que no está dispuesta a escucharme y situaciones manipuladoras. He notado la presencia de aquellos amigos, familiares y conocidos que anhelan a la niña buena y sumisa que decía sí a todo, que obedecía sin cuestionar.


Esta dinámica activa en mí mecanismos de autorrepresión, rondando la idea de regresar a mi antigua yo para evitar el juicio, el castigo o la desaprobación.


El poner un límite y perder una persona o una relación, incluso una posición social duele. Pero al largo plazo, duele más despriorizarme y mis necesidades, serme infiel.


Unos consejos para mí y para vos que empezaste a ser niña mala:


  1. Uso mi intuición para tomar decisiones. 

  2. Ya no me involucro o trato de no estar en lugares que impliquen sobrevivencia, sé que es más fácil poner límites en lugares de ternura. 

  3. Uno de mis no negociables es que cada persona puede definir sus límites pero si alguna de las dos partes no acepta negociar, conversar o al menos respetar ese límite y cierra la puerta a la conversación, no voy a continuar con esa relación (trabajo, pareja, familia, amigos). 

  4. En el último año, mi niña y mujer mala se atreve a tirarse al agua y decir mis límites y necesidades a viva voz, aunque vaya a caer mal. Sé que la persona que más pierde cuando se me irrespeta un límite soy yo misma. 

  5. Tengo espacios de meditación para sentir que me pasó por el cuerpo cuando puse un límite, qué reacciones recibí y qué deseo hacer como siguiente paso.

  6. Yo misma cuido mis límites en cuanto pueda, a veces nosotras mismas los sobrepasamos. 

  7. Leo, me capacito y me trabajo en terapia todo aquello que me permite tener herramientas para sentirme segura a nivel nervioso y emocional, cuando pongo un límite (trauma, paradigmas, sistema nervioso, mecanismos de defensa, etc).


 

Sobre la autora


Como instructora de autodefensa holística y facilitadora de equipos, Ann Hillary especializa en utilizar herramientas lúdicas y de reflexión para fomentar el empoderamiento y la confianza. Con títulos en violencia de género y sensibilidad al trauma, diseña conversaciones significativas en torno al síndrome de la impostora, apoyando a mujeres a reconocer y superar sus barreras internas.




 

Sobre Mujeres Fuertes Autodefensa


Mujeres Fuertes es un proyecto de autodefensa apoyando a todas las personas a vivir una vida libre de miedo y llena de confianza.





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